
Una Iglesia en salida misionera en familia
La fraternidad no es otra cosa que vivir el Amor de Dios en comunidad y preocuparnos por que todos lo podamos sentir.

La fraternidad no es otra cosa que vivir el Amor de Dios en comunidad y preocuparnos por que todos lo podamos sentir.

La mayoría de los católicos, queriendo congraciarnos con el mundo, hemos cambiado el amor a Cristo por un amor a lo mundano.

Acaba de terminar el X Encuentro Mundial de las Familias con el tema: “El amor familiar: vocación y camino de santidad”.

Una familia ha de ser un lugar donde las diferentes personas que la componen vivan unidas en el amor.

Podemos educar a nuestros hijos desde pequeñitos para que aprendan a guardar todo en su corazón, sin rencores ni resentimientos, volviendo lo vivido una ofrenda agradable a Dios.

María Santísima es modelo de mujer y de madre, por lo que debemos conocer sus virtudes para después poder imitarlas en lo personal y educar a nuestros hijos en ellas.

Debemos tener claro que la Pascua comienza el domingo de Resurrección, pero se extiende durante 50 días, es por esto que debemos estar alegres durante estos días.

Nuestros líderes han ido debilitando y desacralizando el núcleo familiar, a tal grado que nuestros lazos de unión actualmente son desechables e intercambiables.

Cualquier devoción es buena siempre que nos permita acercarnos a San José y que el nos lleve a Jesús.

Debemos tener claro que el gozo no siempre es inmediato, a veces es necesario padecer mucho para obtener un gozo mayor de cada situación.

El sentido del sexo precede las decisiones de las parejas, y consiste en la totalidad.

En la actualidad es muy fácil ver que las familias no duran unidas porque la sociedad nos ha llevado a la cultura de lo desechable, de lo líquido.