
Una Iglesia en salida misionera en familia
La fraternidad no es otra cosa que vivir el Amor de Dios en comunidad y preocuparnos por que todos lo podamos sentir.
La fraternidad no es otra cosa que vivir el Amor de Dios en comunidad y preocuparnos por que todos lo podamos sentir.
La paz que Jesús nos da es el Espíritu Santo, quien llena el corazón de serenidad y apaga la tentación de agredir.
Es cierto que cada quien tiene su fin del mundo. El fin del mundo de cada persona es su propia muerte.
La resurrección de Jesús “nos dice que la última palabra no es la muerte, sino la vida”.
La lógica de la cordialidad está amenazada por el secularismo y la pseudo cultura globalizada a base de consumismo, neocapitalismo y relativismo.
El papa Francisco afirma que la Iglesia está llamada a interceder ante el Príncipe de la paz y a estar cerca de cuantos sufren en carne propia las consecuencias del conflicto.
Nuestros líderes han ido debilitando y desacralizando el núcleo familiar, a tal grado que nuestros lazos de unión actualmente son desechables e intercambiables.
Cualquier devoción es buena siempre que nos permita acercarnos a San José y que el nos lleve a Jesús.
El papa Francisco está poniendo todos los medios humanos y sobrenaturales para obtener, lo más pronto posible, la paz en Ucrania.
Redescubriremos así la paz, la alegría y la sonrisa que están dentro de nosotros y que el mundo busca arrebatarnos.
Es básico recordar que se educa con el ejemplo, así que debemos empezar por nosotros mismos para que nuestros hijos lo puedan hacer.
“Dejarse guiar” por el Espíritu implica confiar en que la gracia de Dios es más fuerte que nuestras resistencias y más grande que nuestros pecados.