
San José, modelo de padre y protector de nuestra familia
Consagrar es dedicar voluntariamente a Dios y lo podemos hacer de manera personal y también familiarmente.
Consagrar es dedicar voluntariamente a Dios y lo podemos hacer de manera personal y también familiarmente.
Hay siete dones que el Espíritu Santo nos da: sabiduría, entendimiento, consejo, ciencia, temor de Dios, fortaleza y piedad.
La justicia es una virtud social por excelencia. No fácil de obtener, pero indispensable para alcanzar la paz.
Orar es dialogar con Dios con calma y sin presiones, porque orar lleva tiempo. Tiempo para hablar y tiempo para escuchar, por lo que en realidad es un diálogo entre nosotros y Dios.
El perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio y cura los venenos del rencor.
La alegría no está en la biblioteca, encerrada, sino que hay que descubrirla en nuestro diálogo con los demás, donde compartimos la alegría que hemos recibido.
La paz de Cristo es verdadera y está apoyada en la oración, la ternura, el perdón y el amor gratuito a todo prójimo.
La persona humana ha sido creada para estar en comunión con Dios.
En las vísperas de Cuaresma y de que se cumpla un año de la guerra en Ucrania, obispos de ese país piden oración, ayuno y penitencia para que haya paz.
El cardenal Carlos Aguiar pedirá a la Virgen de Guadalupe que interceda como madre amorosa por sus hijos mexicanos a fin de que reine la paz en el país.
La fraternidad no es otra cosa que vivir el Amor de Dios en comunidad y preocuparnos por que todos lo podamos sentir.
La paz que Jesús nos da es el Espíritu Santo, quien llena el corazón de serenidad y apaga la tentación de agredir.