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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

¿Hasta cuánto perdonar? Oxígeno que purifica

1)  Para saber

«Para ser cristianos, debemos perdonar lo inexcusable, porque así procede Dios con nosotros» (C. S. Lewis). El Papa Francisco se refirió al pasaje del Evangelio en que Pedro le pregunta a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» (Mt 18, 21). Hay que recordar que el número siete en la Biblia indica plenitud. Pedro creía que ya había ido lejos. Pero Jesús va más allá y le responde: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (v. 22). Es decir, hay que perdonar todo y siempre. Precisamente como hace Dios con nosotros.

Jesús muestra en una parábola cómo Dios perdona una cantidad exageradamente grande, pero espera que perdonemos lo pequeño. El corazón de Dios perdona siempre y todo. Nunca olvidemos cómo es Dios: cercano, compasivo y tierno.

2)  Para pensar

Contaba una joven llamada Gladys una triste experiencia que nunca olvidará. Su hermano Oscar tenía una muy buena amiga llamada Gaby. Se llevaban muy bien. Sin embargo, tuvieron un desacuerdo y se enojaron. Se dejaron de hablar. Gladys le insistía a su hermano Oscar que le pidiera perdón, pero no estaba dispuesto pues era muy orgulloso.

Pasó un mes, y Gladys fue a hablar con Gaby. Ella tampoco quería disculparse, pero su amiga le hizo comprender que una amistad vale muchísimo, y no podía terminarla por una tontería. Gaby prometió que al día siguiente iría a su casa para pedirle perdón. Gladys la esperó muy contenta, pero al otro día Gaby no apareció por la casa, y ella se sintió decepcionada.

Al día siguiente, cuando el papá de Oscar leía las noticias, le preguntó a Oscar: “¿Tú no eras amigo de una Gabriela Rocha?”. Oscar le contestó: “Sí, de Gaby, pero ¿por qué dices que era?”. El padre le enseñó el periódico donde decía que Gaby había sido violada y asesinada a media cuadra de la casa. La atacaron cuando venía a pedir perdón. Oscar no tuvo palabras que decir. Se encerró a llorar en su cuarto, sin comer, sin hablar, sin dormir… Tardó mucho en recuperarse y siempre se lamentó no haber dado el primer paso para pedirle perdón. Una experiencia que marcaría para siempre su vida.

Pedir perdón no es símbolo de debilidad, es una característica de quien acepta al prójimo tal y como es. Hay que saber pedir perdón, y más aún, saber perdonar.

3)  Para vivir

Perdonar es una condición fundamental para el cristiano, afirma el papa Francisco. No es opcional, pues por cada uno Dios ha dado su vida para perdonarnos. Correspondiendo a su gratuidad, estamos comprometidos para perdonar. Además, el perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio y cura los venenos del rencor. El perdón sana las enfermedades del corazón que contaminan la sociedad.

El papa nos invita a preguntarnos si realmente creemos que hemos recibido de Dios el don de un perdón inmenso: “¿Me alegra saber que Él siempre está preparado para perdonarme cuando caigo, incluso cuando ni siquiera yo logro perdonarme a mí mismo?”. Propuso el papa, y lo podemos intentar ahora, pensar en una persona que nos ha herido, y pedirle al Señor la fuerza para perdonarla. Perdonarla por amor del Señor. Esto nos hará bien y nos devolverá la paz en el corazón.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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