Al inicio de la Cuaresma. Libres para amar
La oración, la limosna y el ayuno nos ayudan a vaciarnos y liberarnos de los apegos que nos aprisionan.
La oración, la limosna y el ayuno nos ayudan a vaciarnos y liberarnos de los apegos que nos aprisionan.
Debemos recordar que no hay amor más grande que el que da la vida por sus hermanos, sobre todo los que están más necesitados
Con mucha claridad debemos saber que existen dos tipos de obras de misericordia, unas corporales y otras espirituales.
La persona humana ha sido creada para estar en comunión con Dios.
El confort, las comodidades y facilidades que disfrutamos actualmente nos han hecho perezosos, acomodaticios y han logrado arrebatar a nuestra alma el anhelo de los bienes espirituales.
Tenemos 5 semanas de cuaresma, por lo que es bueno que vayamos haciendo revisiones constantes para ver si vamos bien o si cambiamos de estrategia.
En las vísperas de Cuaresma y de que se cumpla un año de la guerra en Ucrania, obispos de ese país piden oración, ayuno y penitencia para que haya paz.
Gracias a la pasión y muerte de Jesús por nosotros, no sólo fuimos perdonados, redimidos, sino que además nos consiguió la gracia de poder ser hijos de Dios.
Se puede decir que el domingo que cambió la historia fue lo que hoy llamamos Domingo de Resurrección e inician 50 días a los que conocemos como la Pascua.
Pedir perdón y perdonar nos capacitan para dar un paso más y tratar de convertir el corazón.
La Pasión de Cristo fue brutal, cruel e implacable porque nuestros pecados son brutales, crueles, atroces.
El Evangelio del pasado Cuarto Domingo de Cuaresma trata acerca de la conocidísima y esperanzadora Parábola del Hijo Pródigo, también conocida como la Parábola de la Misericordia de Dios.