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¿Quién será el que celebrará con los fieles católicos los días Santos en la ciudad eterna?, esa es la pregunta que muchos nos hacemos y que muchos pretenden responder de diversas formas, sobre todo los expertos y no tan expertos que dan argumentos entremezclados con teorías y tendencias.
No está claro quien será el electo, hay tantas listas de candidatos casi como medios de comunicación, en realidad hay 115 candidatos y si tomáramos en cuenta que cualquier católico no casado puede ser Papa, el número se elevaría por millones.
Lo que busca la Iglesia y los Cardenales Electores es elegir a la persona más adecuada para dirigir el rumbo de catolicismo y que pueda enfrentar los grandes retos que esto implica. No se puede negar que hay Cardenales que tienen sus visiones sobre estos retos y también la forma de afrontarlos. De ahí surgen diversas posiciones de todos los participantes en el Cónclave.
Por lo anterior y sin especular queda claro que se requiere un hombre conocedor del quehacer de la Iglesia Católica con una perspectiva global, que además tenga los elementos para afrontar con decisiones la realidad actual de mundo, sus diversas problemáticas y sobre todo que sepa mandar los mensajes y acciones precisas para que el cometido de la Iglesia alcance su objetivo humano que es sembrar en los corazones de los hombres la inquietud por la búsqueda de la verdad.
Pocos periodistas comprenden la relevancia real del pontificado y sus análisis se han horizontalizado viéndolo con una perspectiva exclusivamente política, que la tiene, pero que no se queda ahí.
Es necesario ver este proceso en toda su perspectiva para poder transmitir mejor el mensaje. Por lo mismo es fundamental entender que la Iglesia es depositaria de un mensaje llamado Evangélico, que es la palabra viva de Dios, que al haberse hecho hombre, como nosotros, transitó por esta tierra en la persona de Jesucristo, dejándonos su testimonio de vida y el patrón a seguir.
Aquí está la principal clave de la Iglesia, porque así como cualquier corporación chica, mediana o grande tienen una misión, y ésta debe de seguirse so pena de dejar de ser quienes son, así la Iglesia tiene una misión que abarca a toda la humanidad y a todos los tiempos.
Sin embargo esa misión debe llevarse acabo respetando la libertad de todos los seres humanos, porque sabemos que para Dios la libertad humana es sagrada e intocable. Aquí es donde empieza lo interesante para entender a profundidad el Cónclave y el resultado del mismo.
La Iglesia tiene una misión que ha sido encomendada a seres humanos, en particular a quienes la encabezan. Estas personas necesitan organizarse y tener una estructura, la cual deberá actuar para poder cumplir con su encomienda.
De ahí que quien sea elegido nuevo Papa, como todos lo demás, se enfrentará a diversos retos empezando con su estructura organizacional, llamada Curia, debiendo evaluar si el trabajo que actualmente se realiza es el más adecuado o no, pero también deberá dar respuesta a las realidades que viven en el mundo todos los católicos y también la humanidad misma.
El nuevo Papa deberá enfrentar retos culturales muy importantes, una realidad cada vez más cambiante en donde el mundo del internet, el ciberespacio y la tecnología presentan nuevos retos pero también nuevas oportunidades para cumplir la misión.
El nuevo sucesor de Pedro deberá afrontar la creciente animadversión por lo católico en todo el mundo y dar una batalla cultural en todo lo relacionado con la persona humana y su dignidad, así como hacerle ver al mundo que al ser depositaria de ese mensaje evangélico también es responsable de resguardar el respeto al ser humano desde el momento en que es concebido hasta el momento en que deja de estar en éste mundo.
Para todo esto se requieren “skills” como lo llaman las teorías de la administración de recursos humanos, se requieren importantes capacidades que son las que los Cardenales evalúan entre sus pares para poder tomar una decisión adecuada.
No sabemos quien será el elegido pero de lo que si estamos seguros es de quien dará el anuncio (“Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam”, que significa “Anuncio una gran alegría: tenemos Papa”) el cual está asignado a quien fue, por lo pronto, Presidente del Pontificio Consejo para el diálogo Interreligioso, el Cardenal Jean-Louis Tauran de Nacionalidad Francesa, creado Cardenal por el Beato Juan Pablo II el 21 de octubre del 2003 y que tiene 69 años.
Seguiremos desde Roma reportando este importante evento donde ya hay más de 5 mil periodistas acreditados para informar a los mil 200 millones de católicos y a todo el mundo.
Click aquí para ver infografía “El Cónclave”
Click aquí para ver infografía “Cardenales Electores”
Fernando Ernesto Sánchez Argomedo
Enviado especial
@fsargomedo
@yoinfluyo
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