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El “primer” llanto del nuevo Papa

Cuando se han juntando por lo menos 77 votos para algún cardenal, el decano de la asamblea le pregunta al elegido ¿aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice? de recibir respuesta afirmativa se le pide el nombre con el que desea ser llamado y enseguida se le dirige al “Salón de las Lágrimas”, donde el nuevo Papa se viste, permanece un rato en oración y posiblemente llora.

El salón del llanto, como también se le nombra, está adecuado especialmente para la ocasión (se encuentra aún lado de la Capilla Sixtina pero habitualmente no tiene ningún uso), y es nombrado así, quizás por lo emotivo del momento y por lo que representa ser el sucesor de San Pedro.

Seguramente más de alguno que ha pasado por ahí antes de salir al balcón central de la basílica a saludar a los fieles ha llorado. Mucho se ha comentado por ejemplo que el Papa emérito Benedicto XVI no deseaba ser el máximo jerarca católico, sin embargo, aceptó la embestidura y posiblemente ahí en ese pequeño cuarto pasó uno de los momentos más importantes de su vida y por qué no, derramó lágrimas.

El vocero del Vaticano, Federico Lombardi detalló, en rueda de prensa ante periodistas de todo el mundo que dan cuenta de la histórica elección papal, que una vez conseguidos los dos tercios de votaciones –la mayoría solicitada- y aceptado el elegido, se procede entonces quemar las papeletas para la “fumata” blanca.

Acto seguido el nuevo Papa se viste en la dicha “estancia de las lágrimas”. Cuando vuelve se da lectura a un pasaje del evangelio ligado al ministerio petrino, se reza brevemente y los cardenales desfilan, uno por uno, ante el nuevo Vicario de Cristo felicitándole y prometiéndole obediencia.

El Papa y los cardenales entonan juntos el “Te Deum”. Cabe resaltar que en este cónclave hay una novedad “el Papa antes de salir al balcón para saludar a la multitud, pasa desde la Capilla Sixtina a la Paolina para rezar sólo unos momentos ante el Santísimo Sacramento. Después del anuncio del protodiácono, como es habitual, se asoma al balcón y, junto con el saludo da la bendición ‘Urbi et Orbi’”, precisó Lombardi.

Respecto a la misa de inauguración del pontificado, el vocero vaticano aclaró que no necesariamente tiene que celebrarse en domingo, sino cualquier día de la semana.

En tanto llega el tan esperado momento, la ciudad eterna cada día se va llenando de peregrinos. Para los fieles católicos este momento histórico por el que atraviesa la Iglesia debe ser de mayor oración, para que como comentaba un teólogo vaticanista los cardenales elijan al Papa que Dios quiera, no el que Él permita.

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