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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Francisco, al ras del hombre

El Papa Francisco trajo a la Iglesia un aire de renovación que se siente aun en los ambientes mundanos, por su claro deseo de acercarse al hombre en su naturaleza, sostén de su espíritu; por eso está muy cerca de los problemas terrenales y ayuda para superarlos.

Alegre, sonriente, rompe protocolos, se acerca al pueblo, acaricia niños y se deja abrazar por ellos, consuela enfermos, invita a comer a pordioseros, va a los barrios más pobres, habla por teléfono y tuitea con sus amigos y ataca intereses creados que agobian a la Iglesia, paso a paso, para no ser víctima de actos sospechosos, como la muerte de Juan Pablo I.

No es asceta místico como Pío XII, sí misionero que recorre el mundo tras las ovejas como Juan Pablo II; es bonachón como Juan XXIII, y pastor venido de la periferia a enfrentar crisis y lacras de la Iglesia para acercarla al hombre, su objetivo, con sus aciertos y debilidades, porque es hijo de Dios y Jesús vino a redimirlo, no a condenarlo.

“Una Iglesia pobre y para los pobres” pidió Jorge Mario Bergoglio, elegido el 266 sucesor de Pedro el 13 de marzo de 2013, al renunciar Benedicto XVI; se llamó Francisco en honor del poverello de Asís, a quien desea imitar en la pobreza y llegar a los desvalidos, para ayudarlos a superar su condición, pues son sus ovejas predilectas.

Su nombre Francisco lo hizo abandonar el boato y los recintos pontificios y vivir en la casa Santa Marta, que habitó como cardenal durante el cónclave, y comparte con prelados que llama de muchos países para renovar la curia y ayudarle a conducir la Iglesia, y confirmar su catolicidad (universalidad).

Halló una Iglesia en pugna de conservadores y progresistas, y mafias que disputan dinero y poder, cuya influencia y secrecía auspician ambiciones y negocios grandes, muy ajenos a su misión de salvar almas.

Primer latinoamericano en el solio de Pedro, que dejó de ser feudo de italianos y europeos; se forjó en el crisol de San Ignacio de Loyola (es el primer Papa Jesuita) en el ministerio y fragor de las dictaduras de Argentina, donde la lucha no era contra el comunismo, sino contra el populismo y la descarnada ambición de poder; lo que le dio nueva perspectiva para enfocar las cuestiones del mundo contemporáneo.

Su afán de ayudar a resolver conflictos mundiales lo llevó a reunirse en los jardines vaticanos con los Presidentes de Israel y Palestina, Simon Peres, y Abu Mazen, acompañado por el patriarca ecuménico Bartolomeo I, y a orar por la paz en Tierra Santa y entre sus habitantes. 

Al visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay: Evo Morales, Presidente de uno los regímenes minidictatoriales latinoamericanos, liderados por Cuba, intentó envolverlo: le entregó un Cristo sobre una cruz, con los símbolos marxistas, la hoz y el martirio.

Francisco dijo que la recibía por ser una obra del Padre Espinal (del que no sabía hubiera sido escultor y poeta) partidario de la Teología de la Liberación, a partir de un análisis marxista.

“Me he traído el Cristo”, dijo en el vuelo de regreso a Roma, pues “para mí no fue una ofensa”, según mi interpretación, aunque hay otras. Así desactivó cualquier otra sorpresa que busquen darle.

Máxime que en octubre visitará Cuba, en cuya reanudación de relaciones con Estados Unidos jugó un papel decisivo.

Recuérdese que en marzo de 2014 recibió en el Vaticano a Obama y en larga plática le plateó dar ese paso, que el presidente de EU vio con mucha reserva, pues preveía que la oposición republicana no lo aceptaría. Tras la reanudación, el presidente Raúl Castro fue a agradecérselo a Roma y declaró que con este Papa puede volver a rezar y hasta ir a misa.

No sólo preocupa al Papa lo espiritual de los pueblos, sino mejorar la realidad geopolítica en beneficio de la población.

Con frecuencia pide oraciones por las matanzas de civiles y de cristianos en diversos países y por los migrantes, que se ven obligados a buscar mejores oportunidades para sus familias; en Roma ha visitado el puerto donde miles de ellos desembarcan.

Francisco enfrenta cuestiones que causaron la renuncia de Benedicto XVI.

Transformó el Banco del Vaticano (Instituto para las Obras de Religión) que vivió grandes escándalos financieros y aun criminales; lo sometió a normas internacionales y lo adelgazó para que sirva “solo a la Iglesia”, no a mafias ni a delincuentes financieros. También prepara cambios en relación al clero. Endureció las normas contra la pederastia; es inflexible en ese campo y mandó a los tribunales civiles al exnuncio polaco en República Dominicana Josef Wesolowski.

Del Sínodo de octubre se esperan respuestas concretas sobre todos los temas de la Familia, en especial para los católicos que, “después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión”.

“La Iglesia sabe bien que tal situación contradice el Sacramento cristiano”. Pero “su mirada de maestra viene de un corazón de madre; un corazón que, animado por el Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas”, palabras de Francisco.

Francisco propone que los divorciados no sean tratados como excomulgados, por ser parte de la Iglesia. El Sínodo deberá buscar la forma de incorporarlos, no alejarlos de los sacramentos, porque sus hijos son quienes más sufren: ¿cómo pueden sus padres educarlos cristianamente, si son excluidos del rebaño?

Su afán de remediar todas las carencias del hombre se refleja en la Encíclica Laudato Si’, donde demanda la acción decidida de los católicos y hombres en general para defender la naturaleza: “Si en verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos destruido, entonces ninguna rama de la ciencia ni ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado”.

A su vez, se advierte que busca elevar a las personas a partir de su realidad: “Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Santos con jeans y zapatillas, que estén en el mundo y sepan saborear las cosas buenas y puras del mundo, pero sin ser mundanos”, expresó en una audiencia a jóvenes de distintos países.

Puede aplicársele lo dicho por el poeta latino Horacio (“Homo sum, el nihil humanum a me alienum puto”): como hombre nada humano me es ajeno.

Conclusión: Francisco se identifica con la gente y quiere ayudarla a resolver sus problemas. Es un Papa al ras del hombre.

 

@voxfides

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