
Vivamos la misericordia en familia
Es necesario que nuestros hijos sepan que tenemos un Padre amoroso que nos cuida siempre y que está atento a nuestras peticiones.
Es necesario que nuestros hijos sepan que tenemos un Padre amoroso que nos cuida siempre y que está atento a nuestras peticiones.
Dios no espera nuestros esfuerzos para venir a nosotros y no se rinde si tardamos en responderle; al contrario, Él toma la iniciativa.
Agosto es el mes que la Iglesia ha dedicado a orar por los sacerdotes y nosotros como familia podemos sumarnos de muy variadas formas.
Cuando no escuchamos, nos perdemos de la posibilidad de conocer a fondo a las personas o situaciones.
Cada cuenta del rosario es como una flor que le entregamos salida de nuestro corazón, por eso es bueno enseñar a nuestros hijos a rezarlo con paciencia y amor.
Que nuestros hijos vean que celebramos una gran fiesta para Jesús y signo visible no podemos olvidar arrullar al niñito Jesús en la Nochebuena.
Una familia ha de ser un lugar donde las diferentes personas que la componen vivan unidas en el amor.
María Santísima es modelo de mujer y de madre, por lo que debemos conocer sus virtudes para después poder imitarlas en lo personal y educar a nuestros hijos en ellas.
“Cada hijo es un reflejo viviente del amor conyugal entre los esposos, signo permanente de la unidad y síntesis viva e inseparable del padre y de la madre”.
El amor no es envidioso por lo que debemos enseñar a nuestros hijos a alegrarse con la felicidad de los demás.
Se debe respetar la naturaleza y cuidar del planeta, pero como parte de nuestra responsabilidad extendida, nuestra responsabilidad con los hombres del mañana.
Es básico recordar que se educa con el ejemplo, así que debemos empezar por nosotros mismos para que nuestros hijos lo puedan hacer.