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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Si queremos unidad entre los cristianos, comencemos por tener unidad en nuestras familias

La Iglesia ha dedicado una semana para hacer oración por la unidad de todos los cristianos y para que nuestro centro sea siempre Cristo porque en nuestros tiempos tan llenos de violencia y de guerras es muy necesaria esta unidad.

Esto me hizo pensar que debemos comenzar por tener unidad en nuestras familias para lograr unidad en lo demás, ya que nadie da lo que no tiene y para eso debemos educar a nuestros hijos para que busquen la unidad y no hay mejor forma que con el ejemplo, por lo que aquí te dejo mis 5Tips para buscar que nuestra familia permanezca unida.

PRIMERO. Tengamos siempre pureza de intención.

Muchos de los problemas familiares se dan porque buscamos solo nuestro propio bien olvidándonos del bien común, es decir, el mayor bien posible para todos, por lo que a veces no nos importa pasar por encima de algunos miembros de la familia con tal de salirnos con la nuestra.

Pero si buscamos siempre tener pureza de intención estaremos siempre dispuestos a buscar hacer el mayor bien posible y de la mejor manera, sin importar que tengamos que sacrificar un poco de lo que nos toca para que todos estemos mejor.

Cuando tenemos esta actitud, es más fácil que haya armonía porque estaremos siempre dispuestos a ceder un poco con tal de que todos estemos bien.

SEGUNDO. Aprendamos a hacer el bien.

Pensar bien no es lo mismo que hacer el bien y es importante poder llegar a lograrlo, ya que en el camino podemos desviarnos de nuestro objetivo y perder nuestra buena intención evitando lograr nuestro objetivo de hacer el bien.

Para hacer el mayor bien posible es necesario primero conocer las necesidades reales y concretas que se tienen para después buscar las mejores opciones de solución y por último decidir cuales son las ma viables y oportunas, para poder poner manos a la obra.

En la familia es más sencillo porque, se supone que nos conocemos bien y por lo mismo, ya sabemos cuales son las necesidades reales.

Lo que sigue es enseñarnos a actuar pronta y eficazmente, es decir, sin esperar nada a cambio ni que nos den reconocimiento, simplemente hacer lo que debemos hacer, hacer la parte que nos toca, siempre buscando el bien de todos y la unidad familiar.

Hacer el bien no siempre es lo más fácil, a veces debemos esforzarnos mucho, a veces puede parecer que hacemos lo más tonto o lo menos audaz, pero lo que siempre debemos buscar es hacer el bien.

TERCERO. Escuchemos antes de discutir.

Muchos de los problemas en el mundo, y en especial en nuestra familia, se dan porque no sabemos escuchar y solo nos dedicamos a hablar y a expresar lo que sentimos o pensamos sin darnos cuenta de que los que nos rodean también quieren expresar lo mismo y lo único que logramos es terminar enojados por que todos hablamos y nadie nos escuchamos.

Cuando no escuchamos, nos perdemos de la posibilidad de conocer a fondo a las personas o situaciones, además, perdemos la confianza y cercanía de las personas que nos rodean.

Para poder hacer el mayor bien posible debemos conocer con claridad lo que sucede y la escucha es la herramienta más eficaz para lograrlo.

La escucha debe ser activa, es decir, siempre debe buscar actuar y ayudar lo más posible pero de forma ordenada y orquestada.

Como ejercicio, podemos buscar ejercitar nuestra capacidad de escucha si establecemos tiempos para que en familia platiquemos como nos fue en el día o los proyectos que cada uno tenemos así seremos capaces de prestar atención a lo de los demás y después tendremos la capacidad de platicar también lo que nosotros tenemos en el corazón.

CUARTO. Busquemos sentir con el otros.

Otro punto que causa muchos conflictos en nuestra familia es la incomprensión y la falta de empatía, es decir, el que no puedan sentir con nosotros.

Muchas veces nuestros hijos no saben reconocer sus sentimientos o emociones y por lo mismo les cuesta mucho trabajo ser empáticos, por eso es necesario educarlos en la inteligencia emocional para que sean capaces de reconocer sentimientos y emociones en ellos mismos y en los demás.

Esto favorece el buen ambiente familiar ya que sin que nosotros tengamos que decirles, nuestros hijos desde muy pequeños, podrán entender cuando alguien se siente triste o está preocupado y buscará consolarle o ayudarle a sentirse mejor.

Esto es de gran ayuda ya que por lo menos no se sentirán agredidos o desatendidos si hay alguna situación especial que en familia se tenga que afrontar y por el contrario buscarán ayudar en lo que puedan.

Es importante tener claro que cada quien hará lo que está en sus manos conforme a su edad y madurez, y que nosotros no debemos exigirles más que eso.

Y QUINTO. En lo esencial unidad, en lo opinable libertad y ante todo caridad.

Muy seguido cometemos el error de discutir por detalles que nos quitan la paz y hacen el ambiente familiar muy pesado, es por esto que debemos hacer caso a esta frase de San Agustín.

Hay cosas que no pueden cambiar y que debemos tenerlas muy claras todos los miembros de la familia, podríamos decir que son las reglas de la familia, esas que nos dan el estilo familiar y que nos dan identidad.

Estas, las ponemos mamá y papá y deben estar siempre encaminadas al bien común y conforme a lo que Dios nos pide.

Pero hay cosas que, conforme van creciendo nuestros hijos, van cambiando por las necesidades propias de su desarrollo y crecimiento como son los permisos, las necesidades propias de los estudios, las amistades y las actividades que estas generan, la catequesis y los grupos juveniles, etc, etc…

Ante esto debemos aplicar aquello de que se ejerza la libertad responsable y conforme a la edad y madurez pero siempre habrá puntos donde papá y mamá tendremos que tomar la decisión ultima.

Cuando nuestros hijos no comprenden esto, se generan muchos problemas y vienen momentos de pleitos e incomprensiones y para evitarlo debemos educar a nuestros hijos en la libertad responsable para que sepan ejercerla correctamente y siempre encaminada a buscar el bien mayor.

Por último, es primordial que ante cualquier circunstancia, tengamos caridad, es decir, actuemos con Amor, con el mayor amor posible, para que podamos ver todo con ojos de Amor y que nuestros actos estén impregnados de él.

Así evitaremos hacer algo que agreda a los demás, evitaremos lastimar con nuestras palabra y evitaremos dañar a nuestros hijos con nuestro desprecio o indiferencia.

Se que muchas veces no podemos estar con ellos mucho tiempo, pero si tenemos siempre presente la caridad, el tiempo que estemos con ellos estará lleno de Amor y nuestros hijos aprenderán que todo lo que hacemos es por su bien y ellos aprenderán a actuar así.

Y una forma muy concreta de tener Amor ante todo es hacer oración ya que estaremos hablando de nuestra familia a Dios y le estaremos hablando de Dios a nuestra familia.

Si logramos esto en nuestra familia, estaremos poniendo un granito de arena para lograr una sociedad menos violenta y sobre todo que busque la unidad en todo momento.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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