
Comienza la Pascua. La fuente de la alegría
Para alimentar esta alegría, podemos seguir el ejemplo de aquellas mujeres: ir al encuentro del Resucitado, ya que Él es la fuente de una alegría que nunca se agota.
Para alimentar esta alegría, podemos seguir el ejemplo de aquellas mujeres: ir al encuentro del Resucitado, ya que Él es la fuente de una alegría que nunca se agota.
Pidamos al Señor que nos enseñe a escuchar su Palabra y a responderle con generosidad para ser cada uno, como la Virgen María, un himno de la alegría que sepamos transmitir a los demás.
Si somos libres en cada acto, y cada vez estamos llamados a elegir entre el bien y el mal, la virtud es lo que nos permite tener un hábito hacia la elección correcta.
Sigue la voz del Buen Pastor que siempre cuida de ti. Vuelve al rebaño y encuentra paz y propósito.
Libres para servir en el amor, la alegría y sencillez de corazón tal como nos enseñó Jesús con su propia vida.
A veces puede costar reconocer la verdad. No obstante, todos la desean, a nadie le gusta que le mientan.
Si no sabemos a dónde llegar, nuestros pasos serán inciertos, nuestra vida va a la deriva, sin rumbo.
El discernimiento siempre es personal. Cada quien debe tomar sus propias decisiones. Aunque los adultos, de modo libre, pueden pedir consejo, la decisión final siempre será propia.
Estamos a pocos días de la Nochebuena y de poder celebrar el Nacimiento de Jesús en nuestros corazones.
Dar gloria a Dios no le añade algo a la belleza de la luz donde habita Dios, quien ya es perfección absoluta e infinita.
El amor no es envidioso por lo que debemos enseñar a nuestros hijos a alegrarse con la felicidad de los demás.
La autoestima de Dios está garantizada o, dicho de otra forma, se identifica con su gloria.