
Nosotros somos el tiempo. ¿Confiar en el futuro?
Se dice que la esperanza es lo que hace que sigas respirando, incluso cuando la presión de la vida te está asfixiando. Pero esa esperanza ha de estar bien apoyada en algo verdadero y confiable.
Se dice que la esperanza es lo que hace que sigas respirando, incluso cuando la presión de la vida te está asfixiando. Pero esa esperanza ha de estar bien apoyada en algo verdadero y confiable.
El papa nos invita a sentir en el corazón lo mismo que vivieron ellos: Su amor por Jesucristo, sobre todo en la Eucaristía, y también en los demás, especialmente en los pobres.
Estando en el Año de la Esperanza, el papa León XIV les dijo a los jóvenes que ellos pueden llevar un mensaje de esperanza, una luz para la ciudad de Roma, para Italia y para el mundo entero.
“De noche, especialmente, es hermoso creer en la luz”. Esta frase de Platón, nos habla de la fe en lo que no se ve y la esperanza de obtenerlo.
Secundemos al Papa pidiendo que no falte la esperanza, en especial, en quienes estén desanimados, fracasados y sin ver claro el futuro, incluso en la última hora de su vida.
Debemos educar a nuestros hijos para que compartan el Amor que Dios les da a diario y qué mejor lugar para hacerlo que con sus hermanos, con sus papás, y con los más cercanos.
La devoción del Papa León XIV a San Agustín y su interés por la unidad de la Iglesia se reflejan en su lema episcopal y en su escudo de armas.
El papa Francisco nos invita a imitar el ejemplo de Simeón y Ana, estos «peregrinos de la esperanza» que tienen ojos límpidos capaces de ver más allá de las apariencias
“Apunta a la luna. Si fallas, podrías dar a una estrella”, esta frase del exitoso empresario y filántropo William Clement Stone nos invita a mirar alto.
Consagrar es dedicar voluntariamente a Dios y lo podemos hacer de manera personal y también familiarmente.
Pidamos al Señor que nos enseñe a escuchar su Palabra y a responderle con generosidad para ser cada uno, como la Virgen María, un himno de la alegría que sepamos transmitir a los demás.
La cuaresma es el tiempo de perdonar las ofensas, de ofrecer disculpas, de corregir los errores y sobre todo de tener abierto el corazón para recibir las gracias de parte de Dios.