El temor de Dios es un Don que nos hace cristianos convencidos de que no estamos sometidos al Señor por miedo, sino conquistados por su amor.

Una luz de esperanza. Nunca es demasiado tarde
Secundemos al Papa pidiendo que no falte la esperanza, en especial, en quienes estén desanimados, fracasados y sin ver claro el futuro, incluso en la última hora de su vida.