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Migración infantil mueve a Obispos de México, EU y Centroamérica

En una significativa acción de colegialidad de prelados católicos, Obispos de Estados Unidos, México, El Salvador, Guatemala y Honduras elaboraron una Declaración Conjunta para expresar su apoyo a la solicitud que Monseñor Mark Seitz, Obispo de El Paso, Texas, formuló al Comité de Migración de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, para que emita una “Declaratoria de crisis humanitaria” que dé una respuesta integral al fenómeno de la migración, especialmente de niñas, niños y adolescentes.

Conmovidos por este drama, los Obispos manifestaron su solidaridad con los familiares de los miles de niños, niñas y adolescentes que han migrado desde Centroamérica y México hacia Estados Unidos, y que ahora se encuentran detenidos en espera de ser deportados.

Se trata de menores de edad que salieron de sus países empujados por la miseria, la violencia o el deseo de reunirse con sus padres o algunos de sus familiares que ya han migrado, y que ahora, luego de enfrentar toda clase de privaciones y peligros, viven una terrible crisis humanitaria.

“Esta dramática situación nos afecta a todos y ha de comprometernos a ‘globalizar la solidaridad’, reconociendo, respetando, promoviendo y defendiendo la vida, dignidad y derechos de toda persona, independientemente de su condición migratoria”, urgieron los Obispos en un comunicado conjunto.

Esperanzadora, Declaración Extraordinaria de Managua

En este sentido, los Obispos expresaron su beneplácito y dijeron ver con esperanza la “Declaración Extraordinaria de Managua”, firmada el pasado viernes 27 de junio, en la que los países miembros de la Conferencia Regional sobre Migración (Belice, Canadá, Costa Rica, El Salvador, Estado Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y República Dominicana) reconocen la corresponsabilidad regional y se comprometen a implementar medidas integrales para atender el fenómeno de la migración de niñas, niños y adolescentes, así como la unidad familiar.

Para los Obispos, “un aspecto importante de la Declaración es el compromiso conjunto para erradicar las causas estructurales que provocan la migración irregular de menores de edad, creando programas de desarrollo social y económico en las comunidades de origen, así como programas de reinserción y reintegración para los que retornan”; incluso, el reconocimiento de que algunos de estos niños y adolescentes migrantes puedan obtener la condición de refugiado o alguna protección complementaria.

Los prelados reconocen también como positivo el que México haya implementado la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur y la creación de los Centros de Atención Integral al Tránsito Fronterizo para facilitar la internación segura de personas y bienes, y evitar los problemas originados por el desorden migratorio en la zona.

Al respecto, los Obispos enfatizan que “la Iglesia Católica expresa su disponibilidad para colaborar a fin de hacer realidad los acuerdos de la Declaración de Managua, convencida de que una estrategia de disuasión sin garantías de protección nacional e internacional es inefectiva e inhumana”.

Apoya Iglesia una “Declaratoria de crisis humanitaria”

La Iglesia Católica, que desde hace muchos años viene haciendo gestiones ante las autoridades gubernamentales de Estados Unidos, México y Centroamérica en favor de los migrantes, continuará esta labor, señalan los Obispos. También seguirá trabajando en la promoción humana, particularmente de los niños, de las familias y de los más pobres, en la restauración del tejido social y brindando acogida, atención y servicios a los migrantes en sus numerosos centros creados para ellos.

Es en línea con lo anterior que los Obispos expresaron su apoyo a la solicitud que Monseñor Mark Seitz, Obispo de El Paso, Texas, formuló al Comité de Migración de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, para que emita una “Declaratoria de crisis humanitaria” que dé una respuesta integral al problema.

La “Declaratoria de crisis humanitaria”, entre otras cosas, debe considerar:

* Creación de políticas públicas que den servicios básicos y protección al migrante.

* Examinar las raíces del éxodo migratorio.

* Asignar recursos federales para invertir en los países expulsores, y evitar así la necesidad de migrar,

* Promover programas de reunificación familiar para los migrantes.

Tras recordar las palabras del Papa Francisco, en el sentido de que, “hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia”, los Obispos concluyen su mensaje, enfatizando los siguientes puntos:

* Urge respetar la dignidad humana de los migrantes indocumentados.

* Deben fortalecerse las instituciones gubernamentales para que sean auténticamente democráticas, participativas y al servicio del pueblo.

* Hay que combatir con firmeza la reprobable actividad de los grupos delictivos y del crimen organizado.

Se debe garantizar la seguridad de los ciudadanos.

* Hay que invertir en Centroamérica; que los empresarios, especialmente católicos, inviertan y contribuyan a promover la justicia y la equidad.

* Que la sociedad en general asuma el papel que le corresponde en este doloroso problema.

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