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Sobre el Padre Nuestro (14) No caer en tentación

Las tentaciones siempre estarán ahí, está en nosotros saber si caemos o las evitamos.

1) Para saber

Se cuenta que en una feria un charlatán gritaba ofreciendo una medicina que supuestamente curaba toda enfermedad: “¡Llévesela ahora que está en oferta! Cura los dolores de cabeza, la diabetes, dolores en las articulaciones, ayuda a la digestión. Esta medicina vale mil pesos, pero se la vengo ofreciendo no a la mitad de precio, ni a cien pesos, sino a solo veinte pesos, pero sólo en este día. No desaproveche…” Un espectador le preguntó a su amigo: “¿No te animas? ¡Está muy barata!”. Pero su amigo le contestó: “No. Eso es lo sospechoso. Está dando mucho por tan poco, parece una trampa…”.

Eso sucede con las tentaciones, son una trampa. Ofrecen mucho por poco, ofrecen falsamente la felicidad. La tentación es una trampa y es preciso advertirla. El papa Francisco continuó con sus enseñanzas sobre el padre nuestro haciendo referencia a la petición “no nos dejes caer en la tentación”.

El Papa nos recuerda que el padre nuestro comienza diciendo ‘Padre’, y un padre no hace trampas a sus hijos, ni le pone obstáculos. Por ello la tentación no proviene de Dios. La puede permitir, pero no la causa, pues no es el autor de ningún mal. A ningún hijo que pida un pescado su padre le da una serpiente, como nos dice Jesús. Y si el mal se cruza en la vida del hombre, lo combate a su lado… Dios es un Padre que siempre combate por nosotros, no contra nosotros.

2) Para pensar

Se suele afirmar que quien ama el peligro perece en él. Le sucedió al filósofo Heráclides. Había domesticado una serpiente muy venenosa hasta tal punto que jugaba y la acariciaba sin peligro. Hasta la metía en su cama. Se ufanaba de tener todo el control sobre el animal. Pero un mal día apareció muerto Heráclides. Mientras dormía, había aplastado a la serpiente y le mordió.

Esta historia nos recuerda que quien se acerca temerariamente a la tentación, suele caer en ella. Cuando una persona piensa que puede vencer cualquier tentación, es cuando está más propicio a caer, pues le faltará la prudencia debida. Y, al contrario, una persona que se sabe débil, tendrá más cuidado e incluso pedirá ayuda a Dios, y entonces será fuerte y no caerá. Se entienden las palabras de san Pablo: “Cuando soy débil entonces soy fuerte” (2 Cor 12, 10).

Pensemos si tenemos la humildad de sabernos débiles para alejarnos de las tentaciones.

3) Para vivir

Algunas tentaciones provienen del demonio. El papa Francisco recordó cómo el mismo Jesús lo enfrentó en el desierto, pero rechazó la tentación y salió victorioso. Podríamos estar en desventaja ante el poder del demonio, pero contamos con la ayuda de Dios. Afirma el papa: Dios no nos ha dejado solos, sino que, en Jesús, es ‘Dios con nosotros’.

Dios está con nosotros cuando nos da la vida y durante la vida, en las alegrías y tristezas, en los sufrimientos y angustias, en las pruebas. En los peores momentos de nuestra vida, incluso cuando pecamos, Dios permanece en vigilia con nosotros y lucha con nosotros. Siempre cercano a nosotros. ¿Por qué? Porque es Padre y un padre no abandona a sus hijos.

El papa finalizó su catequesis recordando que nuestro consuelo ante la prueba es saber que Jesús no nos abandonará jamás. Por ello nuestra vida ha de ser alegre y optimista.

 

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