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Año litúrgico

Se nos acaba el año litúrgico y es tiempo de cerrar ciclos

El tiempo pasa muy rápido y en este tiempo de pandemia ha pasado un fenómeno muy particular, pues el tiempo se nos ha ido sin darnos tanta cuenta y han quedado como “perdidos” casi dos años de nuestra vida y esto implica que no hemos cerrado algunos ciclos de manera correcta.

Esto para nuestros hijos es algo muy fuerte porque en la niñez y juventud, los acontecimientos pasan más rápido y van marcando fuertemente la persona y delineando la personalidad y al no cerrar correctamente los ciclos, se generan huecos que debemos ayudar a corregir ahora, antes de que les dejen una huella definitiva a nuestros pequeños.

Las ceremonias de graduación que no se pudieron realizar, las que se hicieron de forma distinta a lo planeado; las fiestas que se tuvieron que cancelar, los concursos que se dejaron de realizar, las amistades que se alejaron sin poder dar un abrazo de despedida, etc. son ciclos que es necesario cerrar correctamente, aunque sea a destiempo.

Cuando se quedan truncas las historias de vida provocan heridas e inseguridades en nuestros hijos y eso hace que tengan miedos y frustraciones que les impiden desarrollarse correctamente.

Ayudar a nuestros hijos a cerrar estos ciclos les permitirá comenzar nuevas aventuras de forma sana y con nuevas expectativas, por eso aquí te dejo mis 5Tips para ayudar a nuestros hijos a cerrar ciclos correctamente.

PRIMERO. Que reconozcan los ciclos inconclusos y que nos generan dolor.
A todos nos cuesta trabajo reconocer que algo nos ha lastimado o que nos duele haber dejado de hacer algo porque nos sentimos vulnerables y evidenciados pero con nuestros hijos el sentimiento es mayor pues, en muchos casos, no comprenden lo que sucedió y lo toman como una injusticia.

El que puedan reconocerlo debe traer consigo que puedan perdonar a los implicados en que no pasaran las cosas como ellos querían. Y en el caso de la pandemia, es necesario que hagan conciencia de que nadie tuvo la culpa y que fue una situación extrema que nos ha cambiado la vida y que debemos aprender a sobrellevar.

Podemos hacer una lista de cada una de los eventos inconclusos y así tomar cartas en el asunto para darles un correcto desenlace y cerrar ciclos adecuadamente.

Podemos hacerlo en familia y/o individualmente ya que existen eventos que nos pueden incluir y precisamente con ellos podemos poner el ejemplo para que nuestros hijos aprendan a hacerlo individualmente, siempre con nuestra ayuda y supervisión dependiendo de su edad.

Por cierto, esto no es exclusivo de cierta edad, desde pequeños debemos ir cerrando ciclos.

SEGUNDO. Que hagan un análisis de cada situación para ubicarla en la actualidad.
Es importante que nuestros hijos se acostumbren a ser analíticos y a poner en su justo lugar cada una de las situaciones para que puedan dimensionar las cosas adecuadamente.

Primero podemos hacerlo con ellos y siempre es mejor hacerlo gráficamente, es decir, poner en una hoja de papel cada evento y poner sus características específicas.

Cuando nuestros hijos son pequeños nos ayuda pedirles que nos dibujen lo que sienten para que ellos mismos ubiquen sus sentimientos y desde sus dibujos podemos comentar a analizar con ellos la situación de tal forma que les vayamos explicando lo que pasó, así podemos ir ajustando la realidad a su percepción.

TERCERO. Que hagan propuestas de solución.
Siempre es mejor que la solución salga de ellos mismos por lo que nosotros podemos pedirles que a cada situación le pongan varias soluciones posibles y podemos analizarlas con ellos para ver cuál es la más viable y posible.

Con los hijos pequeños es mucho más necesario nuestra ayuda y conducción y conforme son más grandes los podemos dejar que ellos mismos encuentren la mejor solución.

Es necesario poner las soluciones finales por escrito para que no las olvidemos y que todos estemos conscientes de lo que se debe hacer y pongamos manos a la obra.

CUARTO. Que sean conscientes de que hay factores que no dependen de nosotros.
Siempre existen esas circunstancias que no podemos controlar, personas que no podemos suplir, lugares a los que no podemos regresar, etc. y que afectan el curso de nuestra vida, por lo que debemos ayudar a nuestros hijos a identificarlos y después a adaptarse a esas circunstancias adversas.

De ser necesario debemos ayudarles a perdonar pues de otra forma vivirán con un resentimiento por la injusticia que no les permitirá seguir adelante con la vida cotidiana.

Teniendo claridad en este punto, podemos hacer un ejercicio de perdón y de justificación para estar en paz y ubicar correctamente lo sucedido.

Y QUINTO. Que estén dispuestos a adaptarse a la nueva realidad.
Sabiendo que hay factores que no podemos modificar, debemos enseñar a nuestros hijos a adaptarse y modificar sus estándares o anhelos, dependiendo de las nuevas circunstancias.

Debemos buscar que nuestros hijos sean felices con lo que tienen a pesar de las circunstancias y dejar ir lo que no pudieron tener o lo que no salió como ellos esperaban.

Eduquemos a nuestros hijos para que sepan y comprendan que la felicidad no está en lo externo sino en su capacidad de disfrutar al máximo lo que Dios les da y que lo puedan compartir con los que los rodean para hacer de cada evento en su vida algo único y que dejará una huella positiva que les servirá de peldaño y base para construir sobre bases sólidas.

 

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