huellas
Caminemos juntos como discípulos y misioneros

No hay como conocer las tradiciones y entender su significado

 

  

Muy buenos días a todos ustedes, aquí, en su columna semanal, Una Mirada en la Historia.

En estos días hemos vivido aquí en la República Mexicana, en el mundo, lo que se denominaría un sincretismo religioso. ¿Por qué sincretismo? Porque se conjugan tradiciones de varios pueblos, y qué bueno, siempre y cuando descubramos el significado de cada una de estas tradiciones o cultos que se daban en otro tiempo.

Por ejemplo, los niños aún en los colegios los papás los visten de diversos espectros, pidiendo calavera. Pero ciertamente esto tiene una tradición antiquísima en los sacerdotes Druidas. Los Druidas invocaban al demonio e iban a las casas presentando una jaula con una cabeza humana, y les manifestaban a los que visitaban que debían de dar una cooperación, porque si no, les iba a pasar la forma de la Muerte.

Cuando los Druidas concluyeron su estadio, y ciertamente las autoridades ya no iban a permitir que se exhibiera una jaula con una cabeza humana, se sustituyó por la famosa calabaza, que se le ponen ojos, nariz y boca.

Ése sería el significado histórico. Pero, ciertamente, si un niño, instruido por sus papás, eso sí, trata de hacer esto por puro juego, pues ya dependerá de los papás.

Pero también, por otro lado, hay las ofrendas, que es un recuerdo de la época Mesoamericana; las ofrendas que evocaban cómo los muertos, precisamente, regresaban en estas festividades: el 28 los accidentados, el 29 los ahogados, el 30 los niños que murieron sin bautizo, el 31 los niños bautizados, etc.

Ciertamente, esto pertenece a la cultura de nuestro pueblo, y se decía que los muertos regresaban para departir con los familiares y parientes. Esto también es una hermosa tradición. Pero ¿qué dice la Iglesia Católica al respecto?

Pablo afirma: “No quiero que estén tristes, como aquellos que viven sin esperanza, respecto a los difuntos”. Pablo afirmará que en el momento de la muerte nosotros vamos a ir inmediatamente a Dios, no solamente en ánima como dice el Libro de la Sabiduría en el capítulo 3, sino entendemos como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, que la resurrección es la no corrupción de la carne. Pero, claro, aquí chocaría precisamente nuestra razón, porque alguno podrá decir: “Bueno, Padre, yo vi cómo enterraron a mí abuela, yo vi como cremaron a mi papá, ¿cómo dice usted que no va a sufrir la corrupción de la carne?”

Por una sencilla razón, donde debe de venir a auxiliarnos la fe: La razón nos dice esto, pero el 9 de abril del año 30, muy de madrugada, resucitó Jesús de entre los muertos; y Él nos promete el resucitarnos a nosotros.

Si leemos el capítulo 14, versículos del 1 al 6 del Evangelios de Juan, nos dice: “En la casa de mi Padre hay muchas estancias, y yo les voy a preparar sitio; después regresaré y a cada uno de ustedes me los voy a llevar para que estén conmigo”; o Juan 17 de 24: “Quiero que donde yo esté, estén también los que me has dado, para que contemplen mi gloria”.

No solamente hay que creer en Cristo, hay que creer lo que dice, y esto es la garantía de nuestra fe. Ponemos ofrenda sólo como recuerdo, pero no pensando que vienen nuestros seres queridos.

 

 

@voxfides

comentarios@yoinfluyo.com 

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

 

 


Artículos Relacionados