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Palabras y gestos

La Belleza de la Liturgia (12). El sentido de las rúbricas

1) Para saber

Después de presenciar el concierto de una gran orquesta sinfónica, comentaba un aprendiz de música al ver cómo el director la había dirigido: “Ha de ser difícil tocar un instrumento musical, pero hacer lo que hace el hombre del palito, eso sí podría yo hacerlo, mover así el palito”. Ignoraba esta persona que para dirigir la orquesta, se requiere saber todos los movimientos de cada instrumento musical, así como saber de memoria toda la obra musical interpretada para poder así dirigir a todos los músicos sabiendo sus tiempos, el ritmo, la armonía y la intensidad con que se ha de tocar.

La música tiene su lenguaje escrito y la obra se escribe en partituras que son las que señalan cómo ha de tocarse cada obra musical. Si no se siguen con rigor, la obra es un desastre. Podemos pensar que si tal firmeza se sigue con una pieza musical, cuánto mayor cuidado se ha de tener cuando se trata de celebrar el misterio pascual donde Dios mismo interviene. El papa Francisco en su carta sobre la Liturgia desea que, a la vez que se cuiden las prescripciones establecidas, se profundice en su significado.

2) Para pensar

En los libros que se utilizan en la Liturgia vienen escritas las palabras que se han de pronunciar en la celebración, pero además se señalan los gestos, posiciones y el orden que debe observar el celebrante. Esas indicaciones están impresas en color rojo, a diferencia de las que se pronuncian que vienen en negro. Esa es la razón por la que se llaman “rúbricas”, pues esta palabra deriva de la palabra latina “rubor” que significa “color rojo”. De ahí deriva también la palabra “ruborizarse”, para señalar que a alguien se le sube el color rojo al rostro.

El papa Francisco señala su deseo de que descubramos la belleza de la Liturgia, pero no sólo al cuidar escrupulosamente el cumplimiento de lo señalado en las rúbricas. Sino saber profundizar en su sentido. Existen dos extremos peligrosos: o descuidar las rúbricas o cuidarlas pero quedarnos con el simple cumplimiento exterior del rito sin llegar a su sentido teológico. Comenta el papa Francisco: “Seamos claros: hay que cuidar todos los aspectos de la celebración (espacio, tiempo, gestos, palabras, objetos, vestiduras, cantos, música,…) y observar todas las rúbricas”. Porque importa no quitarles a los fieles el derecho que tienen de participar, de modo pleno, en el Misterio Pascual tal y como la Iglesia establece.

3) Para vivir

Las palabras en la Liturgia nos remiten de modo directo a lo que se pretende hacer: sea alabar, dar gracias, pedir perdón… Pero además las posturas y los gestos también tienen su significado. Por ejemplo, cuando al inicio de la Misa se reza el “Yo confieso”, hay un momento donde está indicado que hay que golpearse el pecho al decir “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…”. Con ello se quiere significar el dolor de contrición por nuestras culpas. No puede quedarse en un acto sólo externo, sino debe ir acompañado realmente por un dolor del corazón, por un verdadero arrepentimiento. De esa manera, las palabras y los gestos se complementan; están significado nuestro sentir interno haciendo de la Liturgia un acto pleno y perfecto grato a Dios.

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