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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

El Adolescente Juan (5)

Te presentamos ahora otro fabuloso libro del Padre Carlos Chávez Shelly: “El adolescente Juan”, dirigido –como él mismo lo dice– a los jóvenes, quienes pueden ver en Juan evangelista, el adolescente, una vida testimonial que les puede ser enriquecedora. (Parte 5)

5. TRANSFIGURACION

La escena es conocida. Habrá pasado quizá ya algún tiempo. Juan habría ya cumplido los 16 años.

Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, su hermano, y subiendo con ellos a un alto monte, a solas, se transfiguró (transformó su figura) en su presencia. De modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la nieve.

Quisiera destacar de esta descripción la frase “a solas”. Aquellos tres quedaron fascinados por lo que veían, sentían, oían: un auténtico adelanto del Cielo. Estar “a solas” con Jesús.

Tú y yo también podemos, a diario, lograr esos minutos de intimidad con Él, a solas. En ese pequeño oratorio, en una iglesia, en tu habitación. Oración mental, diálogo de amor con Él: de acción de gracias, de petición de perdón, de petición de favores. Acuérdate de los 10 leprosos curados; sólo uno volvió para darles las gracias…

-”¿Y los otros nueve?”

Le agrada que le mostremos agradecimiento por tantos beneficios recibidos. Le gusta también que le pidamos perdón por nuestros pecados: recuerda a la pecadora María Magdalena lavándole los pies con sus lágrimas… ¡le gustó! Y, por último, acuérdate que le gusta que le pidamos: “pedid y recibiréis”, “llamad y se os abrirá”, “buscad y encontraréis”.

Esto también nos enseña Juan el adolescente: orar, meditar, contemplar. Te recomiendo un pequeño librito que te ayudará: “Quince minutos con Jesús Sacramentado”.

También puedes hacer oración con el mismísimo Juan, tu compañero adolescente. Escribe San Josemaría:

“Yo quisiera –me has dicho– que Juan, el adolescente, tuviera una confidencia conmigo y me diera consejos: y me animase para conseguir la pureza de mi corazón.

“Si verdaderamente quieres, díselo: y sentirás ánimos y tendrás consejo” (Camino 125).

La oración, ese diálogo íntimo con Jesús, también te puede servir para concretar tu apostolado diario, ese plan a vivir cada día; el Espíritu Santo te soplará, te indicará qué hacer con éste y con el otro:

“Deseo que tu comportamiento sea como el de Pedro y el de Juan: que lleves a tu oración, para hablar con Jesús, las necesidades de tus amigos, de tus colegas… y que luego, con tu ejemplo puedas decirles –¡miradme!” (Forja 36).

Por último, ¿Te has preguntado por qué solamente eran tres los invitados por Jesús para que lo acompañaran hasta la cima? Sencillamente porque iban a ser los apóstoles que tendrían las más importantes responsabilidades: Pedro, porque Jesús iba a confiarle la Iglesia; Santiago, porque iba a ser el primer obispo de Jerusalén; JUAN, PORQUE IBA A ENCARGARSE DE CUIDAR A SU MADRE.

 

@yoinfluyo

 

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