huellas
Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Mensaje de Pascua 2015

 “Jesús Resucitado nos dice como a sus primeros discípulos: “La Paz esté con ustedes, no tengan miedo”.

No sólo es un saludo o un buen deseo, sino un don, una gracia que nos da seguridad, confianza y alegría. Aquellos discípulos estaban decepcionados con la muerte del Señor; experimentaron un fracaso, impotencia, desencanto. La experiencia de encontrar a Jesucristo vivo los libera del miedo y les abre el camino a la verdadera paz.

Con frecuencia pensamos que la paz es simplemente la superación de la inseguridad y la violencia, la resolución de los conflictos; sin embargo, la paz que Dios nos da es algo mucho más grande: significa la armonía del ser humano consigo mismo y con los demás, con la creación y con Dios. “Shalom” es una vida plena y gozosa.

Nos puede pasar lo que sucedió a los primeros cristianos, quienes “llenos de miedo, estaban encerrados”. Tendemos a encerrarnos y a vivir en la desconfianza y no ser capaces de ofrecer a otros un testimonio de alegría y de perdón. Esta fiesta es la ocasión para reconocer la presencia de Jesús Resucitado, quien en lugar de reprochar a los discípulos su cobardía y su traición, les ofrece la salvación y el perdón.

En la sociedad actual es difícil valorar el perdón. Se nos quiere convencer de que el perdonar es signo de debilidad, de resignación, de no querer ya luchar por cansancio o temor. Sin embargo, si sabemos perdonar, no sólo superamos los conflictos, sino despertamos esperanzas y nuevas energías en nosotros mismos y en aquellos a quienes perdonamos. El perdón es condición para ser creaturas nuevas en Cristo Resucitado.

El encuentro con Cristo viene a reanimar nuestra fe, a reconciliarnos en la comunión y a lanzarnos con nuevo entusiasmo a la misión, a ser testigos del Evangelio con las palabras y el testimonio de vida. En un mundo fragmentado e injusto, hemos de ser instrumentos de paz y signos de alegría.

Creer en la Resurrección nos pide un compromiso en favor de un mundo más humano, un combate contra todo lo que deshumaniza y es causa de muerte. Al soplar Jesús sobre los apóstoles les comunica el Espíritu, un hálito de vida, así como el Creador hizo que el barro fuera un ser animado al infundirle su aliento.

Abramos las puertas y las ventanas del alma, de la mente y del corazón, para que entre el aire puro del Espíritu de Dios.

Deseo a todos de corazón una feliz y santa Pascua de Resurrección.

 

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