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Cuaresma en la pandemia

Esta cuaresma es diferente y especial: el color morado litúrgico que se utiliza en este tiempo, fue utilizado en la protesta del 9 de marzo; las medidas de distanciamiento social entre ellas la cancelación de misas y otras reuniones religiosas, han provocado un ambiente de recogimiento y reflexión que normalmente se recomienda; y finalmente la gran cantidad de afectados en esta pandemia, nos mueve a pensar en nuestra vida y muerte.

La Cuaresma es un tiempo especial de preparación para celebrar la pascua del Señor, y de muchas maneras los eventos que estamos viviendo nos brindan la oportunidad de prepararnos, en el caso de un día sin mujeres, nos permitió visualizar la situación de violencia e injustica que existe contra las mujeres, y contra toda persona.

El color morado que se utilizó en las protestas, en la liturgia, tiene un espíritu de penitencia, de cambio de actitud, representa la esperanza, el ansia de encontrar a Jesús, por eso se utiliza en la Cuaresma, como el camino para el encuentro en la resurrección. Frente a tanta violencia e injusticia, arrepentirnos y cambiar nos viene bien, de esta manera el entorno socio político se convierte en parte del camino cuaresmal.

Los espacios de recreación que involucran interacciones masivas como fiestas, bailes, conciertos u otro tipo de eventos, fueron los primeros que sufrieron cancelaciones en un ambiente de distanciamiento social por la pandemia, después siguió evitar salir a comer, luego evitar la convivencia en la escuela e incluso en el trabajo, de manera espontánea se generó un ambiente de recogimiento que se engarzó con algunas prácticas cuaresmales que incluían de antaño dejar de asistir a ciertos eventos o limitarse en la comida.

Incluso las vacaciones de Semana Santa que tradicionalmente –y contrario al espíritu de penitencia que originó este tipo de descanso laboral en la ley– se aprovechaban para ir a la playa o a viajar, en esta ocasión se vivirán en un ambiente de claustro por las medidas de cuarentena que ya están en efecto en muchos países, y que probablemente se vayan a replicar en nuestro país durante esa semana. Nuevamente, el entorno laboral y legal embona de manera distinta en esta Cuaresma.

Para las universidades significa moverse de los métodos tradicionales de enseñanza presencial hacia formatos en línea, un reto y cambio de actitud para profesores, alumnos y responsables de tecnología y administración que no se atrevían a dar, el reto es hacerlo en todo el sistema educativo.

En el ámbito laboral los esquemas de trabajo en casa representan una opción para la que pocas empresas están preparadas, y mucho menos el gobierno: ¿Cómo avanzar en la responsabilidad y confianza laboral para que funcione? Entre otras cosas implica definir: ¿Qué actividades sí se pueden realizar desde casa? ¿Qué ajustes y capacidades tecnológicas se deben concretar?, y por supuesto, ¿qué productos y resultados se deben entregar?

Sobreponernos a la pandemia y a los efectos económicos asociados a la misma, así como a otros fenómenos globales y decisiones gubernamentales, va a requerir de una adaptación a condiciones de vida y convivencia a las que no estamos acostumbrados, por ello es muy importante que utilicemos este tiempo especial de Cuaresma para prepararnos, y permitir que lo mejor de nosotros se sobreponga a lo peor de nosotros.

La esperanza de la resurrección de Jesús nos ayuda a vencer el miedo y la angustia que la incertidumbre de la pandemia nos genera, y nos puede impulsar a aprovechar las oportunidades para convivir con la familia, orar y trabajar por la salud y el bienestar propio y de los demás en la construcción del mundo después de la pandemia.

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