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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

¿Cómo es mi testimonio? / Un hecho que cambió la historia

1) Para saber

A partir de que aquellas buenas mujeres, como nos cuenta el Evangelio, descubrieron el sepulcro de Jesús vacío y se les anunció la Resurrección de Jesucristo, el mundo ya no iba a ser el mismo. La buena nueva de la Resurrección de Cristo empezaba así su viaje a través de la historia, como una ola larga, tranquila y majestuosa, que nadie ni nada iba a poder detener.

Afirmaba el Papa Francisco que “la Pascua es el acontecimiento que ha llevado la novedad radical para cada ser humano, para la historia y para el mundo: el triunfo de la vida sobre la muerte”.

Por ello, la Iglesia cada año celebra la Resurrección de Cristo de modo especial durante 50 días, es el tiempo pascual. Un tiempo en el que nos acompaña el clima alegre de la Resurrección. El Papa nos invita a “entrar en el misterio, para que su gracia se imprima en nuestro corazón y en nuestra vida… es el anuncio que la Iglesia repite desde el primer día: ¡Cristo ha resucitado!”

2) Para pensar

El pueblo ruso venera y ama, más que a otro santo, a san Serafín de Sarov. Este hombre vivió en el siglo XVIII. En su niñez fue curado por la Virgen María. Ya joven, pasó unos diez años en un bosque, sin pronunciar una sola palabra, ni siquiera con el hermano que de vez en cuando le llevaba comida. Al cabo de este largo silencio fue enviado otra vez por Dios en medio de los hombres.

Cuando alguien acudía a su monasterio, cosa que ocurría cada vez con más frecuencia, él iba a su encuentro y le decía con júbilo: «Tesoro mío, ¡Cristo ha resucitado!».

Esas simples palabras, pronunciadas por él, bastaban para cambiar el corazón de aquella persona y todo su entorno. Su voz tenía el timbre de la voz del ángel. La Resurrección de Cristo se hacía presente en quien lo escuchaba y lograba transformarlo.

Después de haber vivido la Cuaresma hemos de escuchar ese anuncio y reafirmarnos en la fe.

3) Para vivir

El acontecimiento de la Resurrección no es sólo un hecho pasado, sino que repercute en todo bautizado, pues con este Sacramento también se resucita: se pasa de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad del amor.

El Papa invita a no cansarse de repetir que “¡Cristo ha resucitado!” y, además de repetirlo de palabra, sobre todo repetirlo con el testimonio de nuestra vida: “La buena noticia de la Resurrección debería transparentarse en nuestro rostro, en nuestros sentimientos y actos, en el modo como tratamos a los otros”.

Termina diciendo el Papa Francisco que “nosotros anunciamos la Resurrección de Cristo cuando su luz ilumina los momentos oscuros de nuestra existencia y podemos compartirla con los otros; cuando sabemos reír con quien ríe, y llorar con quien llora; cuando caminamos junto a quien está triste y a punto de perder la esperanza; cuando contamos nuestra experiencia de fe a quien está en la búsqueda de sentido y de felicidad… La fe en la Resurrección de Jesús y la esperanza que Él nos ha llevado, es el don más bello que el cristiano puede y debe ofrecer a los hermanos. A todos y cada uno”.

 

@voxfides

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