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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Acerca de Hispanidad

En torno a la conmemoración del 12 de octubre, creo conveniente comentar como surgió esta celebración, amén del descubrimiento de América, fecha que suscita con más frecuencia el debate, generalmente con posiciones extremas, acerca del papel de España en América, y la intención de esta colaboración es aportar al análisis.

Es conveniente comenzar con un poco de historia de lo que vivió España a principios del siglo XIX, situación que incluso alentó los movimientos independentistas de América.

Así, tenemos que, después de un breve periodo de forzada alianza con Francia, que culminó con la derrota británica en Trafalgar ante la flota franco-española, las tropas de Napoleón invadieron España. La sangrienta guerra de seis años que siguió (Guerra Peninsular), conocida en España como la Guerra de la Independencia, se inició el 2 de mayo de 1808, cuando la población española se alza contra la dominación francesa.

El día de la Hispanidad tiene su origen en las celebraciones de la fiesta de ese 2 de mayo, día de la libertad, por decreto de las Cortes de Cádiz, en el que se celebraba la defensa de la soberanía española sobre las tropas de Napoleón. Se conmemoraba el día en que los españoles pagaron con su sangre la defensa de la patria/nación; por lo tanto, era una fiesta política en la que se ensalzan los primeros mártires de la libertad. Esta idea de mártires proveniente de una cultura católica, junto con la abundancia de creación de símbolos patriótico-religiosos en los años veinte, como la consagración de España al Sagrado Corazón, hace que este día adquiera desde principios del siglo XX un cariz religioso.

Cuando se decide crear un día de la Hispanidad, un día de celebración de lo hispano, se elige a la Virgen de Zaragoza como patrona de España y de los ejércitos que luchan por salvaguardarla, concediéndosele al mismo tiempo el título de capitana de los ejércitos de la Independencia del 2 de mayo, debido a las batallas que por esta causa se lidiaron en España. El día de la Hispanidad se trata de la celebración de lo hispano, de esa raza como se llama también al día, capaz de realizar el descubrimiento de un Nuevo Continente y llevarle su espiritualidad. Es de esta manera como se pasará la fiesta de la libertad y el patriotismo del 2 de mayo al 12 de octubre, día que se celebra la llegada de Colón a tierras americanas junto con la celebración del día de la capitana de los ejércitos, la Virgen del Pilar.

En otro orden de ideas, Hispanidad es una manifestación cultural, es una realidad histórica y social; se vive en un conjunto de naciones que están ubicadas en territorios diversos, pero que tienen un modo de ser análogo. Las 23 naciones que en ella se incluyen son hispanoparlantes (salvo Filipinas) por mencionar una similitud. Hispanidad alude a una comunidad primordialmente moral y no racial, y como manifestó Unamuno: “Hispanidad y no Españolidad, una categoría espiritual que ha hecho, en unidad el alma de los pueblos, con sus contrastes y sus contradicciones, que se vertió allende el océano, en busca de su destino, y dio con otra alma de tierra, con la Americanidad, que busca también su propio destino”.

En cuanto a América, tierra a donde dio la hispanidad, cada 12 de octubre, cuando se conmemora su descubrimiento por Cristóbal Colón, se vuelve a dar el debate sobre este hecho histórico entre los que ensalzan y los que condenan el dominio español durante el descubrimiento, conquista y colonia en estas tierras. Así, la colonización cristiana es lo mejor que nos sucedió, y sólo eso; como, por otra parte, por la brutalidad de los conquistadores se destruyeron culturas en nombre de una civilización y no más.

Ambas, por extremas, son formas erróneas de ver los hechos, éstos están ahí y no necesitan afirmaciones o negaciones para ser entendidos; más bien, un análisis crítico y sereno. No podemos negar nuestro pasado y no tendremos futuro negando nuestro origen.

Las naciones hispanas no son absolutamente indígenas ni absolutamente españolas, son una emergencia del encuentro de ambas culturas; es decir, un mestizaje que las supera, pues fue conformado predominando lo mejor de ambas, y de otras culturas que en menor grado se han agregado para enriquecer nuestro ser americano.

Precisa que dejemos  a un lado la crisis de identidad, y con la conciencia de la riqueza espiritual que nos caracteriza, hagamos realidad lo que Paulo VI decía cuando, refiriéndose a estas tierras, las denominaba el Continente de la Esperanza.

 

 

@voxfides

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