Al inicio de la Pascua. Una paz duradera
La paz de Cristo es verdadera y está apoyada en la oración, la ternura, el perdón y el amor gratuito a todo prójimo.
La paz de Cristo es verdadera y está apoyada en la oración, la ternura, el perdón y el amor gratuito a todo prójimo.
La verdadera alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona: a Jesús.
Todo lo que tenemos es un don de Dios: Nacimos sin nada y se nos ha otorgado incluso la misma existencia.
La persona humana ha sido creada para estar en comunión con Dios.
El discernimiento siempre es personal. Cada quien debe tomar sus propias decisiones. Aunque los adultos, de modo libre, pueden pedir consejo, la decisión final siempre será propia.
El domingo es un regalo que Dios nos hace a su pueblo, y por eso, la Iglesia lo protege con un mandamiento.
Recordemos que el hombre fue creado por Dios “a su imagen y semejanza”, pero al pecar se desfiguró.
Joseph Aloisius Ratzinger ha sido reconocido como uno de los más grandes teólogos del siglo XX.
Jesús no quiere sólo buenos propósitos, busca que vivamos nuestra fe y amor de modo concreto, con hechos de adoración y de caridad.