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Papa Francisco canoniza dos religiosas palestinas

El domingo 17 de mayo, el Papa Francisco presidió en la Plaza de San Pedro la ceremonia de canonización de cuatro nuevas santas: Juana Emilia de Villeneuve, María Cristina de la Inmaculada Concepción, María Alfonsina Danil Ghattas y María de Jesús Crucificado.

Por el origen de María Alfonsina Danil Ghattas y María de Jesús Crucificado, acudieron a la celebración alrededor de dos mil peregrinos de Tierra Santa, con el Patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal, así como el presidente palestino Mahmoud Abbas y una representación israelí.

María Alfonsina, cofundó la Congregación de las Hermanas del Rosario, y en cuanto a María de Jesús Crucificado, hija de padres católicos ortodoxos, llevó los estigmas de Jesús.

El Papa, al referirse a las nuevas santas, comentó que Sor Juana Emilia, de nacionalidad francesa, se dedicó a servir a los pobres, enfermos y encarcelados, siendo un signo del amor misericordioso de Dios; Sor María Cristina, italiana, fue a su vez conquistada completamente por el amor del Señor, obtenía de la oración y la Eucaristía la fuerza para donarse a los demás.

Dijo además que el amor del Padre y del Hijo que se nos comunica por el Espíritu Santo, nos lega la alegría de seguir a Jesús, lo cual vivió de forma eminente Sor María Bouardy, y que esa docilidad al Espíritu le hizo un instrumento para el encuentro y comunión con el mundo musulmán.

Por otra parte, comentó que el testimonio de María Alfonsina Danil, cimentado en su comprensión de lo que significa irradiar el amor de Dios, fue de mansedumbre y unidad, siendo ejemplo del servicio a los otros. El Papa cuestionó a los fieles: “¿cómo soy testimonio de Cristo Resucitado?, ¿cómo permanezco en su amor?, ¿soy capaz de sembrar en la familia o en trabajo la semilla de la unidad?”

Las lecturas y el Evangelio que se proclamó hicieron referencia a la unidad y la permanencia en el amor de Jesús, por lo que las beatas ahora canonizadas son un ejemplo luminoso de ese deseo y voluntad.

El Santo Padre hizo una petición a las religiosas que recibió en audiencia: “Recen a las dos nuevas santas por la paz en su tierra, para que termine esta guerra interminable y haya paz entre los pueblos. Y recen por los cristianos perseguidos, expulsados de sus casas, de la tierra, y también por la persecución de “guantes blancos” –la persecución y el “terrorismo blanco”– también por el terrorismo de “guantes blancos”. ¡Está escondida, pero se hace! ¡Recen mucho por la paz!”

Al final rezó un Ave María con cada una de las hermanas.

 

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