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En Fiesta de la Divina Misericordia, el Papa recuerda “genocidio”

El Papa Francisco presidió este 12 de abril la Eucaristía de la festividad de la Divina Misericordia (segundo Domingo de Pascua), en la que recordó el genocidio armenio ocurrido en 1915 y donde también proclamó a San Gregorio de Narek como Doctor de la Iglesia.

Antes de iniciar la celebración litúrgica, el Papa se refirió al “primer genocidio” del siglo XX, que se concretó sobre el pueblo armenio en la segunda década del siglo pasado, en la que se asesinó incluso a “niños y enfermos indefensos”. Señaló que, además de estos terribles hechos, siguieron los horrores del nazismo y el estalinismo, así como en fechas más recientes las masacres en otros pueblos como en Bosnia, Ruanda, Camboya y Burundi.

Recordó, además, que en diversas ocasiones ha definido nuestro tiempo como un tiempo de guerra, como una tercera guerra mundial “por partes”… Todavía oímos el grito angustiado y desamparado de muchas hermanos y hermanas indefensos, que a causa de su fe en Cristo o de su etnia son pública y cruelmente asesinados –decapitados, crucificados, quemados vivos–; o bien, obligados a abandonar su tierra”.

Además recalcó que también se vive el genocidio de la indiferencia, que repite como Caín: “¿A mí qué me importa?”, y mencionó que estos hechos deben ser recordados porque donde se pierde la memoria el mal mantiene la herida abierta.

La homilía se centró en las llagas de Jesús, que cuando se presenta en medio de los discípulos el día de la Resurrección y les muestra las manos y el costado, estando ausente Tomás. Así como una semana después se vuelve a presentar ante ellos e invita a Tomás, quien se había negado a creerle a sus compañeros, a tocar sus llagas y a creer.

Dice el Papa, en este Domingo de la Misericordia, que las llagas de Jesús, son llagas de Misericordia y que “Por sus llagas hemos sido sanados”. Que Jesús llena el abismo del pecado con el abismo de su misericordia.

Recordó que San Bernardo decía que las heridas de Jesús “nos dejan ver los secretos de su corazón”; por otro, lado señaló que “los santos nos enseñan que el mundo se cambia a partir de la conversión de los corazones”, y nos invita a no perder la paz, ya que “¿qué hay tan mortífero que no hay sido destruido por la muerte de Cristo?”

La Santa Misa fue concelebrada por Su Beatitud Nerses Bedros XIX y contó con la presencia de Su Santidad Karekin II y Su Santidad Aram I.

El nuevo Doctor de la Iglesia, Gregorio de Narek, nació en el año 950 en Armenia y joven entró en el Monasterio de Narek. Se cuenta que tuvo la visión de la Virgen María, de quien era muy devoto. Su obra escrita más difundida fue: “El libro de las lamentaciones”, conocido como Narek, pero también escribió la oración 80 y el panegírico de la Virgen. Falleció en el 1005 y fue sepultado en el Monasterio de Narek, hacia donde pronto se realizaron peregrinaciones. Pero tanto su tumba como el Monasterio fueron destruidos durante las masacres de 1915- 1916.

 

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