
Mi “sí”, ¿realmente es “sí”? La sinceridad vence la corrupción
Para el pecador hay siempre esperanza de redención; en cambio, para el corrupto es mucho más difícil, pues se refugia en sus falsos “sí”.
Para el pecador hay siempre esperanza de redención; en cambio, para el corrupto es mucho más difícil, pues se refugia en sus falsos “sí”.
La libertad parece que solo la sabemos valorar cuando la perdemos. Pero la libertad es un tesoro que nos ha sido concedido, más que un derecho adquirido.