
¿Acaso soy yo, señor?
El abandono, la negación y hasta la traición nos caracteriza a quienes prometimos ser leales y valientes soldados de Cristo.
El abandono, la negación y hasta la traición nos caracteriza a quienes prometimos ser leales y valientes soldados de Cristo.
Gracias a la pasión y muerte de Jesús por nosotros, no sólo fuimos perdonados, redimidos, sino que además nos consiguió la gracia de poder ser hijos de Dios.
Los cristianos debemos crear un ambiente alegre en casa para que nuestra familia viva coherentemente la alegría de la Pascua.
El Papa quiere dar respuesta a algunas preguntas importantes sobre la Eucaristía y la Misa, “para redescubrir, o descubrir, como a través de este misterio de la fe resplandece el amor de Dios”.
Mientras el cristianismo no sea una presencia comunitaria visible, empíricamente constratable, quedará reducido a un elenco de valores “inspiracionales”, sin capacidad de incidencia y transformación real.
El asunto que hace falta hoy día es convencernos de que es necesario e indispensable ponerle pasión a todas las cosas que hagamos.
Año tras año, debemos volvernos a proponer seriamente este reto: “vivir auténticamente la Semana Santa con oración y caridad”