
La Belleza de la Liturgia (23). Silencio, ¿para qué?
El silencio litúrgico es el símbolo de la presencia y la acción del Espíritu Santo que anima toda la acción celebrativa.
El silencio litúrgico es el símbolo de la presencia y la acción del Espíritu Santo que anima toda la acción celebrativa.
Es peligroso hacer las cosas sin saber la razón de las indicaciones o las normas.
Dar gloria a Dios no le añade algo a la belleza de la luz donde habita Dios, quien ya es perfección absoluta e infinita.
La gente mayor admira a gente de poder o dinero. No obstante, no se podrá imitar a alguien mejor que a Jesucristo.
El papa Francisco nos exhorta a conocer el sentido de la liturgia para poder participar vivamente y de un modo más fructífero.
Con la necesaria formación litúrgica seguiremos asombrándonos en cada celebración.
El asombro es maravillarnos al experimentar la fuerza de los símbolos, que nos remiten a la presencia de Dios vivo y presente.
La música tiene su lenguaje escrito y la obra se escribe en partituras que son las que señalan cómo ha de tocarse cada obra musical.
El Espíritu Santo es quien a través de los Sacramentos transforma toda nuestra vida, conformándonos cada vez más con Cristo.
El dolor esconde una belleza que a veces no se valora. Nuestra naturaleza conlleva un instinto para conservarnos, que es muy positivo.
Lo maravilloso de la Liturgia es que nos garantiza la posibilidad de un verdadero encuentro con nuestro Señor.
En la Eucaristía, Jesús está realmente presente con su cuerpo, su alma, su humanidad y su divinidad.