
La Virgen que forjó una patria
Ante el desánimo sufrido por los misioneros, de repente ocurrió lo inesperado: la Virgen se apareció a uno de los habitantes de esta tierra.
Ante el desánimo sufrido por los misioneros, de repente ocurrió lo inesperado: la Virgen se apareció a uno de los habitantes de esta tierra.
Nuestra Señora de Guadalupe nos muestra el camino para llegar Dios mediante su Iglesia y mediante las palabras que le dirige a Juan Diego.
Se sabe que una vez que la Tilma fue puesta en el lugar que Santa María había pedido, Juan Diego pasa el resto de sus días en un humilde cuarto anexo.
Todos aquellos que miran a la Virgen María y se dejan mirar por Ella, tienen un camino seguro para alcanzar la pureza de corazón y castidad del cuerpo.
El Papa Francisco rememoró una parte de la vida de la Virgen María, sus milagros, entrega y devoción a Dios.
Como Arzobispo de Buenos Aires, el hoy Papa Francisco creó una parroquia dedicada a San Juan Diego y lo nombró “Patrono de los floristas”.
Confiemos en Santa María de Guadalupe y vivamos como hijos de Dios, y no nos extrañemos de que “en pleno invierno florezcan rosas de Castilla”.
Richard Kuhn, Premio Nobel de Química, dijo que “los colorantes de la pintura de la imagen del Tepeyac no son de origen mineral, ni vegetal, ni animal”.
La aparición de la Virgen de Guadalupe motivó que miles de indígenas se bautizaran, volviéndose un elemento configurador de la nacionalidad mexicana.
Hidalgo presentó a Santa María de Guadalupe como la protectora de una nación mestiza, y la convirtió en forjadora de un país independiente.