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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Anda al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío…

Con estas palabras, la Señora del Cielo, la Virgen de Guadalupe, le pide a Juan Diego que vaya con el Sr. Obispo y le diga que quiere que se le “provea de una casa, que le erija en el llano un templo”.

Al escuchar las palabras anteriores nos podemos preguntar: ¿Por qué, Santa María de Guadalupe no le pide u ordena a Juan Diego que sea él directamente quien construya su templo?

Evidentemente, la Señora del cielo le pudo haber dicho directamente a Juan Diego que sea él quien construya esa casa, el templo. Pero no fue así, Ella quiere la participación de Juan Diego y del Señor Obispo; y la siguiente pregunta es: ¿Por qué requiere la participación de los dos?

Es conveniente subrayar la condición de Juan Diego como fiel laico y la del Sr. Obispo como eclesiástico; y no sólo eso, sino que los obispos son los sucesores de los apóstoles y son aquellos en quien Dios mismo quiso fundar su Iglesia con un orden y una jerarquía, sin la cual se favorecería el caos, es decir, el desorden; y por lo tanto, la Iglesia correría el riesgo de dividirse y desaparecer.

Al relato de las apariciones llamado Nican Mopohua, también se le conoce como el quinto evangelio y se le conoce así porque ahí se relatan las apariciones de la Guadalupana a las tierras de América, acontecimiento con el cual es aceptado Cristo mismo, por los naturales de estas tierras, por lo tanto podemos decir que es el medio por el cual es conocida la “Buena Nueva” que es el significado de “evangelio”. Pero también se le conoce como el quinto evangelio por su contenido como enseñanzas prácticas para nuestra vida, y la que estamos comentado es muy importante: el trabajar y desarrollar nuestra vida religiosa en unión a la Iglesia jerárquica. Ya en los primeros siglos del cristianismo, Ignacio de Antioquía decía: “todo con el obispo, nada sin el”.

Una característica distintiva de la Iglesia Católica es su “Unidad” que la declaramos cada vez que decimos el Credo: “creo en la Iglesia que es una…” Esta característica es afirmada por la misma Virgen de Guadalupe al pedirle a Juan Diego que vaya con el Sr. Obispo para que le manifieste su deseo…

En este momento histórico es importante y necesario hacer realidad esa unidad de los fieles laicos en torno a nuestros pastores que son los sacerdotes y obispos con el Papa a la cabeza.

Existe, principalmente en zonas rurales la figura de los mayordomos y los fiscales, quienes fueron establecidos para ayudar al sacerdote en las tareas de la evangelización, a veces, descargándolo de actividades administrativas, pero sin olvidar que están al servicio de Dios, y de la Iglesia más allá de costumbres o gustos.

Nuestra Señora de Guadalupe nos muestra el camino para llegar Dios mediante su Iglesia, mediante las palabras que le dirige a Juan Diego: “Anda al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío…”

 

 

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