
Pascua: alegría o depresión
Con la Vigilia Pascual hemos entrado en el tiempo de Pascua, un tiempo caracterizado por la alegría que produce en el cristiano la resurrección de Jesús.
Con la Vigilia Pascual hemos entrado en el tiempo de Pascua, un tiempo caracterizado por la alegría que produce en el cristiano la resurrección de Jesús.
Gracias a la pasión y muerte de Jesús por nosotros, no sólo fuimos perdonados, redimidos, sino que además nos consiguió la gracia de poder ser hijos de Dios.
Se puede decir que el domingo que cambió la historia fue lo que hoy llamamos Domingo de Resurrección e inician 50 días a los que conocemos como la Pascua.
La penitencia no es más que aceptar voluntariamente todas nuestras cruces diarias. Por pequeñas que sean y aceptarlas con amor.
Si vivimos la Semana Santa solo hacia afuera, la estaremos viviendo incompleta, ya que la parte espiritual es muy importante.
Actualmente, nuestra sociedad, experta en invertir todo orden natural, ha trastocado las más preciadas costumbres.
Cualquier devoción es buena siempre que nos permita acercarnos a San José y que el nos lleve a Jesús.
Marzo es el mes dedicado a San José quien, de acuerdo con San Francisco de Sales, fue: “más valiente que David y más sabio que Salomón”.
Debemos tener claro que el gozo no siempre es inmediato, a veces es necesario padecer mucho para obtener un gozo mayor de cada situación.
Se debe respetar la naturaleza y cuidar del planeta, pero como parte de nuestra responsabilidad extendida, nuestra responsabilidad con los hombres del mañana.
La comunión de los santos es un misterio de solidaridad en que nuestras acciones repercuten en los demás.
La ternura no es en primer lugar una cuestión sentimental, sino la experiencia de sentirse amados precisamente en nuestra miseria.