
Un motivo suficiente. Ser himno de alegría
Pidamos al Señor que nos enseñe a escuchar su Palabra y a responderle con generosidad para ser cada uno, como la Virgen María, un himno de la alegría que sepamos transmitir a los demás.
Pidamos al Señor que nos enseñe a escuchar su Palabra y a responderle con generosidad para ser cada uno, como la Virgen María, un himno de la alegría que sepamos transmitir a los demás.
Debemos tener conciencia de que no todo lo que está de moda es bueno, ni todo lo que pocos hacen está mal.
Joseph Aloisius Ratzinger ha sido reconocido como uno de los más grandes teólogos del siglo XX.
La oración por alguien es la caridad más grande que se puede tener y también es como abrazarle con el alma.
La alegría es uno de los doce frutos del Espíritu Santo que San Pablo menciona y que el Catecismo de la Iglesia Católica recoge.
La mayoría de la gente es “buena”, pero mucho de eso bueno se lo guarda para sí, para su familia o un pequeño círculo.
En el corazón de cada persona existe un anhelo de luz, de hambre y sed de justicia que el Espíritu Santo se encarga de dar.
Amar quiere decir dar, no sólo algo material, sino algo de uno mismo: el tiempo personal, la propia amistad, las capacidades personales, les explica.