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Pesebre de Belén, una tradición llena de fe y ternura

Inicia diciembre y también la época de Navidad, de unión y de preparación del pesebre de Belén, sitio en el que cada hogar dará la bienvenida en sus corazónes y celebrará el nacimiento del Niño Jesus, pero aunque cada año vivimos en familia ese momento tan especial… ¿sabemos el significado y el valor del pesebre de Belén?

En su carta apostólica Admirabile signum, de 2019, el papa Francisco explicó que Navidad en Belén es una tradición que tiene aproximadamente ocho siglos de antigüedad y ayuda a que padres transmitan la fe a sus hijos de una manera “dulce y exigente”, todo enfocado a sembrar en ellos la semilla de Jesús en sus corazones.

El primer pesebre fue colocado por San Francisco de Asís, quien al celebrar una misa en la Nochebuena de 1223 colocó un nacimiento para hacer referencia y celebrar el nacimiento de Jesucristo. Desde entonces, el pesebre se caracteriza por ser una represenatción de la Sagrada Familia, con la Virgen María, San José y el Niño Jesús.

“Ejercicio de fantasía creativa” fue como definió Francisco al pesebre y detalló que se suelen utilizar materiales sencillos para crear una obra de arte con gran belleza, que se aprende desde la niñez, cuando padres y abuelos transmiten la alegre tradición que “contiene en sí una rica espiritualidad popular”.

El pontífice espera que la tradición nunca se debilite, y en los hogares donde se ha abandonado se descubra y revitalice, pues surge de las páginas de la Sagrada Escritura “para invitar a los hombres a ponerse espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre”.

Francisco indicó que el nacimiento de Jesús que se recrea todos los años en cada hogar “es como un Evangelio vivo” que manifiesta la ternura de Dios; además, también es una llamada para sentir y tocar la pobreza que eligió el Hijo de Dios en su encarcanión y una llamada para encontrarlo y servirlo con misericordia.

Finalmente, el Santo Padre explicó que la imagen de la Virgen María en el pesebre “hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado”, mientras que San José es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia y que siembre confió en la voluntad de Dios.

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