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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

“Vamos a caminar juntos”: nuevo Obispo de Chilpancingo-Chilapa

 

Centenares de fieles de Chilpancingo-Chilapa y muchos llegados de Huejutla, Hidalgo, participaron en la inauguración del servicio de Monseñor Salvador Rangel, quien recibió la sede episcopal de manos de Monseñor Carlos Garfias, Arzobispo de Acapulco.

Al comienzo de la Santa Misa, Monseñor Alejo Zavala, Obispo Emérito de Chilpancingo-Chilapa, dirigió un saludo de bienvenida al nuevo Obispo, ante quien presentó la historia y la situación de la Diócesis.

Durante la homilía, el Cardenal Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia, agradeció a Monseñor Zavala su servicio a la diócesis de Chilpancingo-Chilapa y saludó a su nuevo Obispo, Monseñor Salvador Rangel, de quien dijo que llega a esta Diócesis con espíritu de fe y de servicio, para que sea cada vez más una Iglesia misionera, cercana a todos, especialmente a los pobres y a los que sufren.

“Te toca hacer presente a Jesús, Buen Pastor”, dijo el Cardenal Suárez Inda a Monseñor Rangel, y destacó que en Chilpancingo-Chilapa hay dolor y violencia; “pero no vamos solos al atravesar esta cañada oscura, ya que Jesús va con nosotros”. Afirmó que todos los que tienen alguna responsabilidad pueden ejercer mejor su cargo si, como enseña san Pablo, son modelos en su forma de hablar y de actuar. Finalmente, pidió oraciones para que el ministerio de Monseñor Salvador sea fecundo en bien de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa.

Al término de la celebración, Monseñor Rangel agradeció a los obispos presentes, especialmente al Cardenal Suárez Inda, a Monseñor Garfias, y a Monseñor Dagoberto Campos, representante del Nuncio Apostólico. Dedicó sentidas palabras de gratitud a Monseñor Alejo Zavala por haber gastado su vida sirviendo a la Iglesia de Guerrero, en Tlapa y en Chilpancingo-Chilapa. Saludó con afecto a los obispos de la Provincia de Hidalgo; al Arzobispo Domingo Díaz y a Monseñor Juan Pedro Juárez. Con emoción agradeció al clero, a las religiosas, a los seminaristas y a los fieles de Huejutla y Chilpancingo-Chilapa, así como a las autoridades civiles y a sus hermanos y sobrinos. Y concluyó: “Vamos a caminar juntos. Me encomiendo a su oración. Que Dios nos bendiga y María Santísima nos proteja”.

 

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