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El Altar a la Virgen de Dolores, tradición arraigada en México

Una de las bellas tradiciones propias de la Cuaresma que subsisten en México, sobre todo en diversos estados del país, es la colocación de altares religiosos, como el altar a la Virgen de los Dolores que se instala el viernes anterior al Domingo de Ramos, con el que inicia la Semana Santa.

El Institututo Nacional de Antropología e Historia (INAH) organizó el Altar de Dolores, el cual puede ser visitado del 27 de marzo al 19 de abril en el Museo de El Carmen, ubicado en Av. Revolución s/n, Col. San Ángel, Del. Álvaro Obregón, en la Ciudad de México.

En esta ocasión, el altar fue colocado en memoria de doña Carmelita Mendoza, quien por muchos años ayudó al montaje del mismo y que en enero pasado falleció a los 97 años de edad. Ella misma preparaba los germinados de chía, alpiste, trigo o cebada en las figurillas de barro con formas variadas. También se hacía cargo de solicitar en préstamo con los párrocos del templo del Carmen, la imagen tallada y policromada (posiblemente del siglo XVIII) de la Virgen Dolorosa. Este año, a casi tres meses de su muerte, el Museo de El Carmen nuevamente cumple con Carmelita Mendoza al colocar su querido Altar de Dolores, dando continuidad a esta tradición muy importante del barrio de San Ángel y haciendo un reconocimiento especial a su entusiasta y comprometida colaboración en este tipo de eventos.

La devoción a la Virgen María se ha manifestado en el mundo entero a través de numerosas advocaciones. Una de ellas, la Virgen de Dolores, tiene su origen en la ciudad de Florencia, en Italia durante el siglo XIII. Se ha documentado que el culto a la Virgen Dolorosa tuvo sus inicios desde los primeros momentos de las actividades evangelizadoras por los primeros misionarios, especialmente por franciscanos.

La colocación de altares es un ejemplo de la fusión entre la religión prehispánica y colonial, fenómeno eminentemente social de muy antiguas raíces, que da como resultado una mezcla de ideas y conceptos para la creación de representativos altares, en este caso, el que se coloca para el Viernes de Dolores. Al principio se colocaban en algunos de los balcones de las casas que tuvieran vista a la calle, para que todos los que pasaran, pudieran disfrutarlo y hacer algún acto de piedad. Después se pasó a los zaguanes de las viejas casonas mexicanas, o bien a las estancias o corredores principales de las mismas. La colocación del altar se lleva a cabo ocho días antes del viernes llamado de Pasión o de Dolores, previo al Domingo de Ramos.

El altar de Dolores incluye, ya sea en pintura o escultura, la figura de la Dolorosa al centro. En jícaras o cestos se colocan toronjas incrustadas con banderitas de papel picado dorado o plateado que aluden a la amargura, vitroleros y jarrones con agua teñida de colores que representan las lágrimas de la Virgen María y semillas germinadas como amaranto, chía, cebada, o alpiste que simbolizan la vida, inmortalidad y esperanza de la resurección. El montaje del altar debe simular el Calvario por lo que se colocan cortinas de tela morada y blanca, que simbolizan la pureza y el dolor de la Virgen María. Hay quienes ponen también esferas gigantes de vidrio, flores alhelíes moradas y blancas, comales de barro, etc.

Conoce más del Viernes de Dolores

El Viernes de Dolores, explica la Iglesia Católica, fue establecido en el calendario litúrgico para reflexionar sobre los sufrimientos de la madre de Jesús, la Virgen de los Dolores. En este día se conmemoran los siete dolores que vivió la Virgen María durante la pasión y muerte de su hijo Jesús. Los católicos viven este último viernes de Cuaresma con devoción religiosa y veneración profunda a la Virgen de Dolores. 

Se cuenta que la tradición de celebrar este día data aproximadamente de 1413, fecha en que se decide consagrar en la ciudad de Colonia, Alemania, el sexto viernes de la Cuaresma a los dolores de la Virgen. Luego, ésta se adapta a México y se le da un toque distinto que es montar un altar a la Virgen de Dolores. El Viernes de Dolores es el viernes anterior al Domingo de Ramos, día en el que comienza la Semana Santa.

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