huellas
Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Señor, ¡Que no sé hacer oración! (16)

Ahora, les presentamos otro ensayo del Padre Carlos Chávez Shelly, titulado: Señor, ¡Que no sé hacer oración!, que nos introduce al tema de lo que es la “oración”, ésa relación especial, natural e íntima que se establece entre el ser humano y Dios Padre, su Creador (Parte 16).

… DIFICULTADES EN LA ORACION MENTAL

Pero las mayores dificultades en la oración –escribe un conocido autor40– radican al margen de la oración. Por ser la oración un asunto de amistad con Dios, todo lo que pueda favorecer o echar a perder la amistad y su intimidad, favorecerá o echará a perder la oración. Este autor reduce a 4 los principales obstáculos de la oración, con forme a lo dicho anteriormente:

1. El pecado, sobre todo cuando se ha convertido en un hábito. Y es lógico, pues resulta una contradicción querer entablar diálogo con quien se está ofendiendo frecuentemente41.

San Josemaría Escrivá hizo poner en su habitación unos mosaicos con la leyenda: “Aparta Señor de mí, lo que me aparte de Ti”.

Luchando por no consentir nunca deliberadamente ninguna ofensa contra Dios estaremos favoreciendo grandemente la amistad con Él, y por ende, nuestra oración.

2. El corazón dividido. Hemos de guardar para el Señor todos los afectos del corazón. La vida espiritual es un asunto amoroso con Jesucristo. Si nuestro corazón está dividido por por una tendencia desordenada, incluso a recreos legítimos, a nuestro trabajo, a personas o a cualquier otra cosa, entonces no podemos decir que amamos a Dios con todo nuestro corazón.

Así, el Señor tendría derecho a reclamarnos:

“Corazones partidos yo no los quiero”.

Y nosotros habríamos de contestarle:

“Y si le doy el mío, lo doy entero”42.

Entiendo por otro lado lo que más adelante se aclara:

“¿Las criaturas para ti? –Las criaturas para Dios: si acaso, para ti por Dios”43, pues Dios, es un Dios celoso, un fuego devorador.

3. La falta de mortificación interior, sobre todo de nuestra mente. Para lograr una conversación amistosa con Jesús, hemos de procurar un cuidadoso y constante control de nuestros pensamientos y recuerdos, excluyendo prudentemente todo aquello que es innecesario, frívolo y vano. Debemos extender el control también a nuestras emociones: La ira, el miedo, la desesperanza, el pesar, etc.

4. Por último, la carencia de rectitud de intención en la acción. Hemos de vigilar continuamente los motivos que animan nuestras acciones, para conseguir actuar sólo por amor de Dios. Esto exige una guerra incansable contra el amor propio, la soberbia.

Por eso, nos dice el autor de “Amigos de Dios”, la mayoría de los obstáculos para nuestra felicidad nacen de una soberbia más o menos oculta (…). En la oración, la soberbia, con ayuda de la gracia, puede transformarse en humildad. Y brota la verdadera alegría en el alma…”44.

Ten presentes siempre estos 4 puntos y verás cómo mejorará tu oración mental. Y si, a pesar de todo, parece que no hay eficacia en tu oración, que a veces no obtenemos lo que querríamos, vuelve a revisar, a ver si no está ocurriendo lo que San Agustín, en su latín conciso –que parece jugar con las palabras–, escribe:

“aut mali, aut male, aut mala”.

Probablemente nuestra oración no es eficaz, porque somos malos (nuestras disposiciones personales no son buenas); porque pedimos mal (sin fe, sin perseverancia, ni humildad); o porque pedimos cosas malas (lo que no nos conviene, lo que puede hacernos daño).

Para terminar estas ideas, un consejo de “Surco”, que en cierta forma las resume todas:

“Mira qué conjunto de razonadas sinrazones te presenta el enemigo para que dejes la oración: ‘Me falta tiempo’ –cuando lo estás perdiendo continuamente–; ‘esto no es para mí’, ‘yo tengo el corazón seco’…

La oración no es problema de hablar o de sentir, sino de amar. Y se ama, esforzándose en intentar decir algo al Señor, aunque no se diga nada”45.

NOTAS:

40 E. Boylan, Las dificultades en la oración mental, Ed. Rialp. Madrid.

41 De todas formas, aunque tuvieras la desgracia de no estar en gracia, no dejes la oración. Esto te ayudará a procurar recuperarla cuanto antes a través de una confesión contrita y a no caer más bajo.

42 San Josemaría Escrivá, Cfr. Camino n. 145.

43 San Josemaría Escrivá, Cfr. Camino n. 147.

44 San Josemaría Escrivá, Cfr. Camino n. 145.

45 San Josemaría Escrivá, Surco. 464.

@yoinfluyo

comentarios@yoinfluyo.com

Artículos Relacionados