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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Sexo y Juventud – ¿Cómo salir de la cárcel?

1. Medios sobrenaturales:

La humilde oración a la Santísima Virgen María, para que Ella nos obtenga de Dios el don de una vida santa y limpia:

“Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea.

Pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A ti celestial Princesa,

Virgen Sagrada, María;

yo te ofrezco en este día

alma vida y corazón.

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía”.

También la invocamos en el Santo Rosario, donde le decimos que es purísima, castísima; cada noche, al rezar tres aves marías humildemente, de rodillas si se puede; en el Ángelus, en el uso del escapulario del Carmen, etc.

2. El recurso a nuestro Ángel de la Guarda, y especialmente al Arcángel San Miguel que ya venció al demonio en los albores de la Creación (Cfr. Apocalipsis 12, 7 ss.):

“Arcángel San Miguel,

defiéndenos en la lucha;

sé nuestro amparo

contra la maldad y las asechanzas del demonio.

Pedimos suplicantes

que Dios lo mantenga bajo su imperio;

y tú, Príncipe de la milicia Celestial,

con el poder que Dios te ha conferido,

arroja al infierno a Satanás

y a los otros espíritus malignos

que vagan por el mundo

para la perdición de las almas”.

3. El uso del agua bendita, a la que le tiene pavor el demonio. Según Santa Teresa de Jesús, bastan unas gotas sobre la cama en la noche.

4. La frecuencia de los sacramentos –la confesión: Jesús le dijo a Pedro que se perdonarían los pecados 70 veces 7 (Mt 18, 21-22), con tal de hubiera arrepentimiento sincero y una lucha nueva en cada ocasión de pecado y, la enmienda.

La Sagrada Comunión, si se puede, diariamente (sirve la siguiente comparación: si por sólo asistir a un sitio de fácil acceso, te dieran un millón de pesos ¿irías cada día?, ¿pues en cuánto valúas a Cristo real y verdaderamente presente en la Eucaristía? Además, hay que saber que Cristo purifica el alma, y también nuestro cuerpo.

5. Cuidar esmeradamente también aquellas otras virtudes como el pudor (sentimiento de vergüenza hacia lo relativo al sexo o a la desnudez) y la modestia (sentimiento de la persona que mueve a ocultar los sentimientos, pensamientos o acciones que se considera íntimos), que resultan como su salvación, que son hermanas pequeñas de la pureza y que impiden el exponerse. “La valentía de ser cobarde para huir de las ocasiones (Camino 132): No tengas la cobardía de ser “valiente”: ¡Huye!)

6. La sinceridad plena en la dirección espiritual personal. El demonio, una vez que ha logrado hacer caer a un alma, quiere repetir la dosis; hay que acudir cuanto antes a la confesión, al dolor, a la contrición, a la reparación, después de la falta. Si, por desgracia se cae, hay que levantarse enseguida. La derrota momentánea se transforme en una gran victoria de Jesucristo.

7. Plantear la lucha lejos de los muros capitales de la fortaleza. No se puede andar haciendo equilibrios en las fronteras del mal. Hemos de rechazar hasta pequeño desamor.

8. Fomentar las ansias del apostolado (acercar a muchas alma a Dios), continuo y fecundo. El pecado impuro es en cierta manera egoísmo, de volcarse en uno mismo; el apostolado es cuidar de los demás, lo más contrario al egoísmo, que necesita de la santa pureza como un cimiento.

9. Llenar el tiempo siempre con un trabajo serio y responsable, buscando la presencia de Dios, porque no hemos de olvidar jamás que hemos sido comprados a gran precio; que somos templo del Espíritu Santo.

10. El trato asiduo con el Señor en la Eucaristía.

11. La invocación filial a la Santísima Virgen María.

12. La humildad (Santa Teresa decía que es la verdad), es decir, reconocer que somos buenos o malos, tal como somos: “un leprosito”, “un montón de carroña hedionda: gusanos, licores malolientes, trapos sucios”, ¡un montón de basura!”, “¡un burrito¡”, “¡un pobrecito que viste un buen traje prestado!”, “lo que es el pincel en manos del artista”, “la gota de agua o de rocío que cae en la tierra”, “cacharro de los desperdicios”, “polvo sucio y caído como el oro”, “luz… lodo”, “ese yo que tienes en grado superlativo”, “el último lugar de su ejército de apóstoles”, ”la virtud cardinal de fortaleza”, “comodidad”, etc. (Camino, capítulos de humildad y de santa pureza).”

13. La templanza.

14. la mortificación de los sentidos.

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