huellas
Caminemos juntos como discípulos y misioneros

“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”

 

Desde aquí, un un saludo con mucho afecto en la columna “Una Mirada en la Historia”; su servidor, el Padre José Luis Bautista González.

Hace unos días, el 25 pasado, celebrábamos la fiesta de la conversión de San Pablo, y con ello cerrábamos la Oración por la Unidad de los Cristianos. Es interesante de San Pablo, la encontramos desde el capitulo 7, versículo 58, de “Hechos de los Apóstoles”, hasta el capitulo 28 del mismo libro; y si leemos las cartas pastorales de Pablo, unidos a un buen comentario, yo les recomiendo que lean “La Vida de Pablo”, de Josef Holzner, Editorial Herder; y “San Pablo”, de ése gran sacerdote, que por cierto fue mi maestro en el seminario, Camilo Maxis.

¿Cómo podemos sintetizar la vida de san Pablo? Él incursiona en el capitulo 7, versículo 58, de “Hechos de los Apóstoles”, cuando él recoge los mantos de aquellos judíos recalcitrantes que pertenecían a la secta farisaica que apedrearon al diácono Esteban. Ahí irrumpe, año 34 de la era cristiana. En el capitulo 9, nos dice el autor sagrado Lucas que pidió cartas credenciales a los sumos sacerdotes para ir a recoger y maltratar y tomar presos a los cristianos que vivían en Damasco, capital de Siria. El camino de Jerusalén a Siria era de 5 días. Y ahí viene. Como el cazador, fue cazado -bajo la explicación de Holzner-, porque en ese momento viene la teofanía de Dios Hijo a Saulo, cuando le dice en el capitulo 9: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”, y Saulo le responde: “¿quién eres Señor?” “Soy Jesús a quien tú persigues”.

¡Qué bello pasaje eclesiológico! Porque aquí, si lo comparamos con el capitulo 25 de Mateo: “¿cuándo te vi enfermo, sediento, desnudo, encarcelado, de forastero, y no te asistí?”, que nos contestará Jesús en el Juicio Final: “cada vez que lo hiciste con el más insignificante, lo hiciste conmigo”. Saulo iba a perseguir a cristianos, y aquellos cristianos los identifica el mismo Cristo con su persona. Desde aquel momento vino la conversión de Saulo. Pero entendamos la conversión de Saulo como la conversión teológica: pasar de los antiguos estamentos teológicos del Antiguo Testamento a la nueva “Economía de salvación”.

No pensemos que Pablo era pecador. Si analizamos su apología en la “Carta a los Gálatas” y en la “Carta a los Filipenses”, ¿qué dice Pablo? “Soy fariseo intachable e hijo de fariseos”. Desde aquel momento lo encontraremos en Arabia, lo encontraremos en su primer viaje apostólico en el año 44, lo encontraremos en el primer concilio apostólico en el año 48, donde se deciden las cargas que se le van a imponer a los gentiles, y después lo encontraremos desde el año 49 hasta el año 58 viajando incansablemente con Lucas, con Timoteo, con Tito, con grandes apóstoles.

Finalmente es encarcelado dos años en Palestina, y apelando a su ciudadanía romana -porque Pablo era un hombre cosmopolita: en su pensamiento estaba el pensamiento judío, el pensamiento romano y el pensamiento griego-, finalmente apelando a su ciudadanía romana es llevado a Roma, donde en el capitulo 28 de “Hechos de los Apóstoles” nos dice que hablaba con toda la libertad el Evangelio. Y finalmente es decapitado en la capital romana, como lo podemos leer con el testimonio del cuarto obispo de Roma, Clemente.

Ojalá que nosotros tengamos el empuje, tengamos el arrojo de no dejarnos acobardar por la predicación del Evangelio a tiempo y destiempo, siempre pidiendo la intercesión de este gran santo Saulo de Tarso. Muchas gracias.

 

 

@voxfides

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