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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

El camino a la felicidad-La carreta vacía

1) Para saber

Con motivo de la fiesta de la Resurrección de Jesucristo, el Papa Francisco, como es tradicional, envió un mensaje.

¿Qué nos dice este acontecimiento al hombre y a la mujer de hoy?

El Papa nos dice que Jesús, con su muerte y resurrección, nos muestra a todos la vía de la vida y la felicidad, nos muestra el camino que nos conduce para llegar a ser felices y tener la vida en abundancia: y esta vía es la humildad, que comporta la humillación. Este es el camino que conduce a la gloria.

Sólo quien se humilla, dice el Papa, puede ir hacia los «bienes de allá arriba», a Dios. El orgulloso mira «desde arriba hacia abajo»; en cambio, el humilde, «desde abajo hacia arriba». El ejemplo nos lo ha dado Jesucristo, quien, por amor a nosotros, se despojó de su gloria divina; se vació de sí mismo, asumió la forma de siervo y se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz. Por esto Dios lo ha exaltado y lo ha hecho Señor del Universo. Jesús es el Señor.

2) Para pensar

Contaba una persona una enseñanza de su padre que le ayudó toda la vida:

Cierta mañana, mi padre me invitó a dar un paseo por el bosque y acepté con placer. Se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: “¿Qué oyes?” Yo le respondí: “Oigo el cantar de los pájaros…”. Mi padre insistió: “Pero, además, ¿escuchas alguna otra cosa?” Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: “Estoy escuchando el ruido de una carroza”. “Eso es, dijo mi Padre. Es una carroza vacía”. Pregunté a mi Padre: “¿Cómo sabes que es una carroza vacía, si aún no la vemos?” Entonces mi padre me respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carroza está vacía: es por causa del ruido. Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace”.

Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, inoportuna, presumiendo de lo que tiene (y lo más seguro es que no tiene nada), de sentirse prepotente y haciendo menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: “Cuanto más vacía la carroza, mayor es el ruido que hace”.

En nuestro hablar podemos descubrir si hay ciertas faltas de humildad, pues se puede decir que hablamos según somos. No se trataría sólo de cuidar el hablar, sino de luchar por erradicar de nuestro interior cualquier síntoma de soberbia.

3) Para vivir

Cuenta el Evangelio que la mañana de Pascua, advertidos por las mujeres, Pedro y Juan corrieron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío. Entonces, se acercaron y se «inclinaron» para entrar en la tumba. Y señalaba el Papa que para entrar en el misterio hay que «inclinarse», abajarse. Sólo quien se abaja comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo en su camino.

El mundo propone imponerse a toda costa, competir, hacerse valer… Pero los cristianos, hemos de vivir al servicio de los demás, no ser altivos, sino disponibles y respetuosos. Esto no es debilidad, sino auténtica fuerza. Quien lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia, no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza y del amor.

 

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