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Caminemos juntos como discípulos y misioneros

Decir “¡Viva Cristo Rey!” es hacerlo vivo en la realidad temporal

 

Desde aquí, “Una mirada en la historia”, su servidor, el Padre José Luis Bautista González.

El próximo 29, como es costumbre grandiosa en nuestra universidad, grupos de jóvenes saldrán y se unirán a otros jóvenes al Cerro del Cubilete. Pero, ¿por qué se hace esto en el mes de enero? Es menester decir que nuestra querida Patria Mexicana, en los años 20 sufrió lamentablemente la intolerancia de los presidentes de la República y de los gobernadores.

Si nos remontamos al año 1921, en febrero explotó una bomba en el Arzobispado de México, y Álvaro Obregón culpó al mismo obispo de este atentado. Después, recordemos que se hizo una bandera en la Catedral de Morelia y miles  de fieles fueron a protestar y el gobernador ordenó atacarlos, murieron más de 50 personas. El 4 de julio del mismo año, el Arzobispo de Guadalajara sufrió un atentado. Finalmente el 14 de noviembre estalló una bomba ante la Virgen de Guadalupe. Su Santidad el Papa pidió que todos los católicos activaran su fe; y es por eso que, al grito de “¡Viva Cristo Rey!”, el 11 de enero de 1923 se reunieron miles de fieles y miembros de la jerarquía eclesiástica en el Cubilete, allá en Guanajuato, para la consagración del Monumento Nacional a Cristo Rey.

Varios obispos fueron llevados a los tribunales, el delegado apostólico monseñor Philippe fue expulsado del país dos días después. El episcopado protestó el 15 con una carta pastoral y ciertamente desde aquí vino un conflicto terrible que estalló en 1926 con la “guerra cristera”, y que a decir del gran historiador Jean Meyer, la persecución religiosa fue peor en tiempos de Lázaro Cárdenas, y que concluyó cuando llegó el primer presidente que se declaró católico en el año de 1940 con Manuel Ávila Camacho.

Pero yo sí pongo a consideración de los jóvenes que vayan, de los maestros que vayan, que no solamente nos dejemos contagiar por una peregrinación, no; el testimonio de decir creo en Cristo rey y que Cristo sea el señor de mi vida, que Jesús marque mis directrices, que Jesús entre en mi contenido programático; si entendemos el sentido de la milicia, nosotros como católicos tenemos que obedecer las órdenes de Nuestro Señor Jesucristo. 

Nosotros como católicos tenemos que ser un férreo ejército disciplinado, pero sin tener el error de dejar todo en el ámbito de lo privado, en el ámbito del templo, no; tenemos que salir, tenemos que expresar nuestra fe, tenemos que cristificar nuestras actividades temporales, porque atrás del grito “¡Viva Cristo Rey!” hay una teología Cristocéntrica. Cristo tendría que ser el centro de nuestra vida, en medio de un relativismo profundo que vive nuestro país, en medio de una violencia terrible que vive nuestro país: secuestros, narcotráfico, asesinatos, impunidad, corrupción. ¿Dónde esta el señorío de Cristo? ¿Dónde están las palabras del Papa Aquiles Ratti, que en 1925 con su encíclica Quas Primas, pidió a todas las naciones que Cristo reinara, no solamente en las naciones, sino en las familias y en el corazón de cada uno de nosotros?

¡Qué bueno que vayan, queridos jóvenes! Pero que cuando regresen aquí, en la UPAEP, den a conocer, demos a conocer esa urgente necesidad de decir “¡Viva Cristo Rey!, pero lo hago vivo a través de nuestra realidad temporal”.

Dios los bendiga.

 

@voxfides

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