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Bendición a homosexuales: nada como la desinformación que escandaliza

“Así se hacen los chismes” es una popular expresión para cuando se corre un rumor de hechos o dichos falsos como ciertos, y de paso se destruyen verdades y honores de personas. Y el periodismo cae muchas, demasiadas veces en este tipo de graves faltas, por el llamado “amarillismo” periodístico. Se escandaliza por sensacionalismos que atraen lectores o personas que escuchan voces por radio, televisión o ahora por mensajes en redes sociales, grabaciones como las de TikTok. Mal, muy mal, tanto para quienes difunden falsedades, malinterpretaciones hechas por comunicadores que no se informan sobre lo que van a decir, pero que escandalizan a su favor, como fuente confiable cuando no lo son, como para quienes se las creen a ciegas. En ello van las llamadas verdades a medias. A veces las malinformaciones o desinformaciones, como se les quiera etiquetar, son intencionalmente de mala fe. Este es el caso de las bendiciones a parejas homosexuales.

La declaración “Fiducia supplicans” sobre el sentido pastoral de las bendiciones, publicada el 18 del presente diciembre, es el caso clásico de torcer la verdad, inventar dichos, perjudicando por intención o escándalo desinformado a lectores, escuchas o compañeros de conversaciones, orales o escritas.

Muchos son los horrorizados y condenadores del papa Francisco al haber aprobado dicha declaración sin saber lo que se aprobó, y solamente creyendo lo que se publica para desprestigiarlo, a él y a la iglesia. En realidad es asunto muy simple, aún con una sencilla reflexión sobre lo que son las bendiciones, pero es muy importante reflexionar un poco antes de dejarse llevar por textos o dichos digamos extraños, aparentemente graves. “Fiducia supplicans” explica en forma bastante sencilla de qué se trata y de qué no se tratan las bendiciones en general y en particular. Habría que leer el documento, que no es nada largo. La esencia (que debe bastar una persona sensata y de buena fe) está contenida en el siguiente párrafo transcrito textualmente de dicha declaración, con esto debería bastar:

“III. Las bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo”

“1. En el horizonte aquí delineado se coloca la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio. En estos casos, se imparte una bendición que no sólo tiene un valor ascendente, sino que es también la invocación de una bendición descendente del mismo Dios sobre aquellos que, reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo. Estas formas de bendición expresan una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu – que la teología clásica llama “gracias actuales” – para que las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino.”

Muy claro el texto, las bendiciones ni son o pueden ser rituales ni tienen nada, pero absolutamente nada tienen que ver con la aprobación de alguna conducta humana contraria a la voluntad de Dios. Tampoco son forma alguna de aprobarla. La bendición permitirá que el Señor ilumine la mente y corazón de las personas, en unos casos en uniones “irregulares” sean heterosexuales (unión libre no matrimonial) o de homosexuales.

Cada vez que se asiste a misa, el sacerdote bendice a los presentes, sin importar quiénes son o la conducta que practican. Una bendición a parejas en uniones irregulares no va más allá de este tipo de bendiciones dominicales, no es ni aprobación de conductas pecaminosas ni ritual equivalente a la que se imparte a quienes están contrayendo matrimonio. No es un “está bien” sino un sigan la voluntad del Señor y un bendito sea Dios. Una moraleja: no creer a ciegas lo que parece infame, falso o “raro” sin pensarlo o buscar la información original, no hay que dejarse llevar por los escandalizadores (como eran los fariseos sobre la palabra y hechos de Jesús).

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