El Papa siguiendo el pensamiento de San Alberto Hurtado S.I., recordó que una Nación más que un espacio geográfico, es sobre todo una misión.
Para transmitir la fe, no bastan las palabras, las ideas, sino se precisa que vayan acompañadas de la misma fe.
La Arquidiócesis de México, recorre un camino para comunicar la buena nueva, cuyos pasos se develaban progresivamente en la “Casita del Tepeyac”.
Estamos asistiendo a una triste metamorfosis de la Navidad, donde en general lo políticamente correcto es omitir cualquier referencia de carácter religioso, sustituyéndola por algún motivo invernal.
¿Qué sabemos acerca de los Reyes Magos y de la estrella de Belén?
La intención de oración del Papa en el primer mes del año 2018, la dedica para que las minorías religiosas en Asia, puedan vivir su fe con plena libertad.
“Sobre la primera página del calendario del nuevo año que el Señor nos regala, la Iglesia pone, como una estupenda miniatura, la solemnidad litúrgica de Santa María Madre de Dios”, dijo el Papa.
El Santo Padre señaló que la majestad de Dios hecho hombre, es sin palabras; e indicó que guardar cada día, un momento de silencio con Dios, es custodiar el alma.
Cuando un año concluye termina una página de nuestra vida. Al vivirla la escribimos, al mirarla en retrospectiva intuimos que no caminamos solos.
El Papa nos invita a mirar en el rostro de los niños para lo cuales no hay lugar en esta posada del mundo, el mismo rostro de Jesús. Recordó los conflicto de Siria, Irak, Yemen, Ucrania y los dolores de Venezuela entre otros.
El Papa Francisco señaló ques estamos invitados a anunciar “la alegría con la que a nosotros paganos, pecadores y extranjeros Dios nos abrazó en su infinita misericordia”.
Este año el Belén colocado en la Plaza de San Pedro tiene un motivo particular.
