
La profecía encarnada 2
La Navidad es un festejo que desafortunadamente se ha secularizado, cada vez se desconoce y hasta desprecia su sentido religioso para pasar a una fiesta familiar.
La Navidad es un festejo que desafortunadamente se ha secularizado, cada vez se desconoce y hasta desprecia su sentido religioso para pasar a una fiesta familiar.
Precisamente en esta pandemia, la oración nos regresa la perspectiva de amor, paz y solidaridad que transforma nuestro corazón y cambia nuestra actitud.
Todo empezó con el hecho de que los Nacimientos fueron sustituidos por el frío árbol navideño cargado de esferas y que ningún mensaje comunica.
El placer de gastar es uno de los gustos más refinados de nuestra naturaleza humana. La crisis sanitaria puede frenar nuestro furor consumista, pero sólo en forma relativa.
En estos tiempos turbios, es necesario animar a los católicos y a todos los cristianos del mundo a reafirmar su amor por la civilización cristiana occidental.
La persona humana es como ese “ángel cautivo” que falta liberarlo para que alcance su plenitud: la educación se dedica a lograr sacar lo mejor de cada uno.
La celebración del nacimiento de Jesús es un hecho histórico al grado que los calendarios y sus referencias al pasado la situaron como el año cero.
Es importante que les enseñemos a nuestros pequeños a que deben ser alegres por lo que son y no por lo que tienen.
El verdadero amor no “se acaba”, se abandona, se destruye, no es un acabarse inherente al amor, sino un resultado de lo que sobre ese amor hacemos o dejamos de hacer.
En el confinamiento por la pandemia de COVID-19, los sacerdotes mexicanos fueron afectados emocionalmente porque recibieron poca o nula ayuda de sus obispos.
La pandemia constituye una ocasión privilegiada para vivir más intensamente el adviento, el espacio para preparar la Navidad, pues nos recuerda nuestra limitación y fragilidad.
El Papa nos señala que fuimos hechos para el amor. Por ello, hay en nosotros la “ley de éxtasis”, que nos invita a salir de uno mismo para hallar en el otro un crecimiento de su ser.