Ahora está muy de moda decir que trabajamos en sinodalidad cuando la verdad es que muchos no sabemos que significa esa palabra y por lo tanto no entendemos con claridad todo lo que esa expresión quiere decir.
Comencemos por decir que sinodalidad significa “caminar juntos”, es así que lo que queremos decir es que vamos caminando juntos, avanzando en un proceso de colaboración, escucha y discernimiento en a Iglesia Católica, esto implica que todos los miembros de la Iglesia, sin importar su vocación, participan en el diálogo y la toma de desiciones para comprender la voluntad de Dios y avanzar juntos.
Esto nos sirve mucho para avanzar en los diferentes carismas que existen en la Iglesia, pero también nos sirve en nuestra vida cotidiana, en nuestra familia y trabajo.
Como célula básica de la sociedad, la familia debe ser el primer lugar donde se viva la fe (primera Iglesia), el primer lugar donde se enseñen los valores y virtudes (primera escuela) y también el primer lugar donde se camine juntos, en todos los aspectos, pero principalmente hacia el cielo (pequeña comunidad de vida y amor), por eso es importante educar a nuestros hijos para que aprendan este nuevo estilo de vida, así que aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.
PRIMERO. Amar a Dios y amar a los hermanos con su mismo amor.
En medio de los constantes ataques a la familia y la violencia ambiental en que vivimos es muy importante que tengamos siempre y en primer lugar el Amor a Dios por sobre todas las cosas ya que esa será nuestra ancla en medio de las tempestades del mundo.
De igual forma es necesario que eduquemos a nuestros hijos en ese Amor de Dios, es decir, que puedan sentir que es Dios quien les ama por medio de nosotros sus papás. Por lo mismo, nuestro amor debe ser incondicional, paciente, tierno; debe alcanzarlos a todos por igual y buscar sanar las heridas que la vida cotidiana va haciendo en cada uno de los miembros de la familia, el amor debe ser servicial.
Ojalá que todas nuestras acciones estén impregnadas de Amor para que, si educas, sea por y con amor; si corriges sea con y por amor y no por enojo o coraje porque el día fue muy pesado y alguien tiene que pagarlo.
¿Cómo lograrlo? Pensando antes de actuar si lo que vamos a hacer le da gloria a Dios, si sirve para adorarlo o nos aleja de Él.
SEGUNDO. Amar no Adorar.
Estemos vigilantes, no vaya a ser que nos pongamos nosotros mismos en el centro, en lugar de poner a Dios; o que dejemos que las cosas ocupen el lugar Dios.
Muchas veces endiosamos los bienes materiales como el dinero, los coches, las casas, la ropa, etc. y dejamos de lado a Dios sin darnos cuenta que nuestros hijos aprenden de nuestro ejemplo y que si vivimos sin Dios ellos lo sacarán de su vida y será muy difícil que entre.
Si logramos que Dios tenga el primer lugar en nuestra vida familiar desde el principio, nuestros hijos crecerán con ese estilo de vida y será parte indispensable para ellos en todo momento.
Podemos tener momentos especiales para demostrar nuestro amor a Dios como puede ser: asistir a la Santa Misa en familia, visitar al Santísimo todos juntos, rezar el Rosario en casa y de forma adecuada para que todos los miembros de la familia lo puedan seguir, rezar juntos para agradecer los alimentos, etc.
En nuestro horario familiar pueden estar bien marcados estos momentos y así el resto de nuestro día estará enmarcado por el tiempo con Dios.
TERCERO. Amar es servir.
El que ama está dispuesto siempre a buscar el bien del otro, a servir para buscar el bien común, es decir, sin buscar nada a cambio.
En la familia debemos tener todos bien claro que lo que uno hace le afecta a todos y lo que se deja de hacer va en perjuicio de toda la familia.
Es bueno que desde pequeños enseñemos a nuestros hijos a ser serviciales, a buscar ayudar en lo que se pueda conforme a sus capacidades y madurez. Sé que llega una edad en la que los hijos adolescentes no quieren hacer labores en casa, pero si los educamos desde pequeños en el servicio, será todo más fácil.
Hay estrategias pedagógicas y muy sencillas para lograr que ayudar sea divertido como pueden ser concursos, marcadores de triunfos, ofrecimientos de buenas acciones, etc. Podemos dejar que nuestra creatividad nos ayude en este punto.
Para los hijos más grandes podemos asignarles algunas labores sencillas como recoger los platos de la mesa después de comer o ayudar a recoger la ropa que queda en la sala cuando llegamos. Las tareas pueden ir aumentando de complejidad conforme crecen nuestros hijos. Lo importante es que tengan claro que todos necesitamos de todos y que lo que cada uno hace o deja de hacer le afecta a toda la familia.
CUARTO. Caminar juntos es pasar tiempo juntos.
Nuestros hijos, sobre todo los adolescentes, deben tener claro que es necesario pasar tiempo juntos para convivir y conocerse cada vez más.
Es bueno realizar actividades apostólicas juntos, hacer ejercicio en familia, salir de campamento o de vacaciones juntos, mientras las actividades propias de los hijos que han crecido lo permitan; pero aún en estas condiciones es necesario programar actividades que permitan que la familia camine junta.
Para poder caminar juntos es necesario saber las necesidades y anhelos de todos los miembros de la familia, así como la situación actual de cada uno para prever momentos familiares y momentos donde alguno en especial necesita el apoyo de toda la familia.
Nos ha tocado vivir un tiempo de híper comunicación, donde los celulares juegan un papel importante en la vida familiar, pero debemos encontrar tiempo para pasarlo sin ellos y solo en familia, para lograr consolidar nuestro estilo de vida familiar.
Y QUINTO. Dar testimonio del Amor de Dios en nuestra vida.
La sinodalidad es un concepto nuevo pero que ha existido desde siempre, ya que una familia debe caminar siempre unida.
En la actualidad ya es raro ver que las familias anden juntas, que hagan actividades de convivencia y esparcimiento, que asista toda la familia a algún evento de la escuela o universidad de los hijos, que vayan a la Santa Misa o que asistan a la Iglesia juntos, por eso es necesario que seamos valientes y nos atrevamos a dar testimonio de que sí se puede caminar juntos en familia.
Si tus hijos son pequeños es más fácil ya que dependen de ti para realizar sus actividades, conforme van creciendo se vuelve más difícil empatar agendas, y cuando llegan a la juventud se vuelve casi imposible pasar tiempo juntos, pero debemos establecer fechas importantes para la familia, para que caminemos juntos.
Los cumpleaños, navidad, año nuevo, pascua son fechas que debemos pasar en familia y dar testimonio en la sociedad de nuestra vida en familia. Tu puedes agregar tantas otras fechas como tu familia necesite.
Seamos una familia unida, sinodal y misionera, porque el mundo necesita de nosotros en familia. Que no te de pena que vean que las familias, grandes o pequeñas, todavía caminan juntas.
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