
Las Bienaventuranzas (y VIII). Sufrir con alegría
La paradoja de las bienaventuranzas al proponer la felicidad para los que lloran o son perseguidos se resuelve al comprender que se sufre por amor.
La paradoja de las bienaventuranzas al proponer la felicidad para los que lloran o son perseguidos se resuelve al comprender que se sufre por amor.
Mucho se cree que para cumplir con la voluntad de Dios hay que sufrir, pero no es de esta manera pues él nos ama y nos da bienes.
El cielo y el infierno es un misterio, se dice que el cielo es un lugar dónde somos felices, pero si nos separan de nuestros seres queridos ¿cómo poder serlo? Por ello el Evangelio, responde que en el cielo somos como ángeles, que no se casan ni se da el matrimonio.
El Papa Francisco dice que cuando aceptamos sufrir por el bien es como sembrar vida y así resplandeceremos en la oscuridad.