
En el dolor siempre hay un guiño de gozo
Debemos tener claro que el gozo no siempre es inmediato, a veces es necesario padecer mucho para obtener un gozo mayor de cada situación.
Debemos tener claro que el gozo no siempre es inmediato, a veces es necesario padecer mucho para obtener un gozo mayor de cada situación.
El dolor es ambivalente: nos puede destruir interiormente o nos puede hacer crecer, madurar, ser más humanos y comprensivos con nuestros semejantes.
A veces el sufrimiento, el dolor o la muerte pueden provocar una disminución de la fe. Por ello, San Pablo recuerda que la Cruz es parte de la fe.
La respuesta al problema del mal, que no deja de tener algo misterioso y superior a nuestra razón, no es filosófica, sino teológica.
El tema de por qué Jesús eligió salvarnos a través de su sufrimiento en la Cruz es una paradoja.
Cuando se padece por alguien, cobra mucho valor y muestra de forma patente el amor que se tiene.
El Hijo de Dios ha entrado en el dolor de los hombres, lo compartió y recibió la muerte; su Palabra es palabra de consolación, porque nace del llanto, explica.
A los 21 años de edad se queda sin familia. Muchos otros jóvenes hubieran tenido el camino de la negación de Dios, pero él prefirió amar a Dios y a la Virgen.
Retomando la catequesis sobre la familia, el Papa Francisco habló de los niños, muchos de los cuales sufren auténticas “historias de pasión”.