
Dejemos que Jesús nazca en nuestros corazones
El adviento está por terminar y nos preparamos para vivir la Navidad, ese momento especial en donde Jesús llega a nuestro corazón y toma posesión de nuestra vida.

El adviento está por terminar y nos preparamos para vivir la Navidad, ese momento especial en donde Jesús llega a nuestro corazón y toma posesión de nuestra vida.

Quien desprecia los vínculos fundamentales y no aprende a soportar incluso sus fragilidades, se vuelve más intolerante e incapaz de interactuar.

La vida espiritual también es importante, por eso debemos propiciarla y fomentarla en nuestros hijos y el adviento es tiempo propicio para lograrlo.

Caminar como familia implica amar, servir, dedicar tiempo y dar testimonio. La sinodalidad empieza en casa, con pequeñas acciones que muestran el Amor de Dios.

Enseñar a los niños a leer la Biblia desde pequeños ayuda a que crezcan con valores sólidos y el amor por la Palabra de Dios.

Papá debe estar al pendiente de que cada niño reciba los sacramentos que le tocan, que reciba la formación espiritual que necesita.

Es necesario que nuestros hijos sepan que tenemos un Padre amoroso que nos cuida siempre y que está atento a nuestras peticiones.

Consagrar es dedicar voluntariamente a Dios y lo podemos hacer de manera personal y también familiarmente.

El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.

Es bueno que eduquemos a nuestros hijos a orar por cada uno de ellos y mucho mejor si lo hacemos en familia.

La paciencia nos da la capacidad de saber esperar. Incluso cuando algunos a nuestro alrededor han caído en la desilusión y abandonan el camino

Tú eres el soporte y el elemento de seguridad familiar. Y la paciencia debe ser la base de todas tus acciones.