
El hombre que no perdonaba
Cuando dañamos a alguien más en realidad es a nosotros mismos a quien dañamos
Cuando dañamos a alguien más en realidad es a nosotros mismos a quien dañamos
Lo primero que hay que tener claro es que Dios no prohíbe cosas por prohibir, por establecer un tabú, menos aún por fastidiar.
El tema de la idolatría sigue siendo actual y llega a muchos, incluso hay quienes no son conscientes de ser idólatras.
La vida es ir adelante, estar inquietos, una inquietud saludable de querer una vida llena de belleza y color.
La santidad consiste fundamentalmente en amar, que es el tema de la reciente Exhortación del Papa actual.
Un buen amigo, compartía, por ejemplo, un video muy bien elaborado de alguien que había recorrido el mundo, descubriendo cómo en todas partes podían observarse dos cosas: ricos templos religiosos y pobreza.
Esta palabra quiere decir: “hablar con atrevimiento”. Implica no sólo la libertad de expresión, sino la obligación de hablar con la verdad para el bien común, incluso frente al peligro individual.
El próximo miércoles 25 de julio se cumplen 50 años del que quizá haya sido el documento papal más polémico de la historia: la Carta Encíclica Humanae vitae del papa Pablo VI.
El Evangelio vuelve a resonar para ofrecernos una vida diferente, más sana y más feliz. Nos recuerda que cada persona necesitada tiene nuestra dignidad y es amada por el Padre.
En julio, el Papa Francisco pide para que los sacerdotes sientan el consuelo de Dios y de los hermanos.
Cuando se padece por alguien, cobra mucho valor y muestra de forma patente el amor que se tiene.
Jesús pedía a sus discípulos que cuando llegaran a un hogar dijeran “Paz a esta casa”. Y nos exhorta a buscar la paz. “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.