Los números del Anuario Pontificio 2017 representan una oportunidad para entender que la Iglesia somos los clérigos y fieles laicos, con un papel igual de importante que desempeñar.
Pasar sin escuchar el dolor de la gente, sin enraizarnos en su vida, es como escuchar la Palabra de Dios sin dejar que eche raíces en nuestro interior.